Argentina, Brasil y México: tres caras dispares de América Latina en el G20

Argentina, Brasil y México: tres caras dispares de América Latina en el G20

Brasilia, 10 nov (EFE).- Los miembros latinoamericanos del G20 llegarán a la cumbre de Turquía en momentos políticos y económicos dispares: Argentina frente una crucial elección, Brasil en recesión y crisis política y México en medio de una firme apertura comercial.

La cumbre que se celebrará los próximos 15 y 16 de noviembre en la ciudad turca de Antalya verá a un Brasil que, según coinciden todos los analistas políticos y económicos, atraviesa por su más grave turbulencia en décadas.

Durante los últimos años, Brasil fue la «niña mimada» de los mercados globales, pero la ilusión que llegó a despertar se ha esfumado por completo en los últimos doce meses.

Según todos los pronósticos, la economía brasileña se contraerá este año cerca del 3 %, una tendencia que se mantendrá en 2016 en un escenario de inflación y desempleo crecientes, que ponen en riesgo las mejoras sociales que el país registró en la última década.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, reelegida el año pasado, atribuye en buena medida la situación al impacto de la crisis global en los países emergentes, al desplome de los precios de las materias primas y a una supuesta falta de respuestas en los países más ricos.

Fuentes oficiales dijeron a Efe que ese será el eje del mensaje de Rousseff ante el G20, al que intentará convencer de que Brasil, a pesar de ese escenario, ha adoptado las medidas necesarias para recuperar el crecimiento.

Para intentar enderezar a la economía, Rousseff ha impuesto un duro e impopular plan de ajuste que, junto con un colosal escándalo de corrupción en Petrobras, ha carcomido su popularidad con la voracidad de un «pacman» hasta situarla en un bajísimo 8 %.

Rousseff enfrenta además una delicada crisis política y hasta la amenaza de ser sometida a un juicio con miras a su destitución por unas maniobras fiscales dirigidas a «maquillar» balances oficiales, de los que, según admitió el propio Gobierno, se han omitido deudas por unos 15.000 millones de dólares con la banca pública.

En el caso de la presidenta argentina, Cristina Fernández, la Cumbre del G20 será una despedida, pues entregará el cargo el 10 de diciembre al ganador de la incierta segunda vuelta electoral que el próximo día 22 disputarán el oficialista Daniel Scioli y el conservador Mauricio Macri.

El próximo gobernante heredará un país que, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2015 crecerá un 1,6 %, pero arrastra deficiencias estructurales, el lastre de sus controvertidas políticas comerciales y el conflicto por la deuda soberana con fondos especulativos.

Según ha adelantado la cancillería argentina, Fernández incidirá otra vez en sus críticas al sistema financiero internacional por el caso de los que califica de «fondos buitres» e insistirá en que la crisis que estalló en los países más ricos en 2008 ha «profundizado la desigualdad» en términos globales.

A diferencia de Argentina y Brasil, México llegará a la cumbre de Turquía con menos retórica y una realidad que, para los analistas y los organismos internacionales, se presenta más alentadora.

A pesar de las turbulencias políticas que genera la violencia desatada por el narcotráfico, la economía del país, más asociada a Estados Unidos, se ha beneficiado de la recuperación de la primera potencia del planeta y minimizó así el impacto de la caída de los precios del crudo.

Menos dependiente de China que Argentina y Brasil, México deberá crecer este año un 2,2 %, según las proyecciones de la CEPAL, que coinciden con las previsiones del Gobierno y de analistas privados.

En su último informe, la CEPAL alertó sobre el impacto que ha tenido y aún tendrá la depreciación de las materias primas en las economías de Suramérica, entre otros factores por su «creciente grado de integración comercial» con una China en desaceleración.

México, a diferencia de Argentina y Brasil, cuyo comercio exterior también está contenido por un Mercosur que en los últimos años ha impuesto más restricciones que oportunidades, no ha dejado de insertarse en proyectos que apuntan a una mayor apertura.

Hace cuatro años se integró a la Alianza del Pacífico, con Chile, Colombia y Perú, y el mes pasado firmó el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) con Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

De hecho, en el mensaje que el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, transmitirá al G20, un punto clave será su convicción de que sólo con una mayor apertura comercial se propiciará la recuperación de la economía global.

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