La tradición hispana de la pelea de gallos choca con las leyes de Florida

La tradición hispana de la pelea de gallos choca con las leyes de Florida

Orlando (FL), 26 jun (EFEUSA).- Aunque las peleas de gallos son una costumbre arraigada en la tradición latina y que muchos hispanos se llevan consigo al emigrar a Florida, este estado las considera ilegales y están castigadas con penas de cárcel por crueldad animal.

En Florida, donde más del 23 por ciento de su población es latina, ya es común el desmantelamiento de clubes gallísticos clandestinos que se afanan por mantener la tradición en patios y propiedades de zonas suburbanas, y en donde las detenciones de promotores y espectadores, así como el decomiso de aves, se han convertido en un asunto recurrente para las autoridades locales.

Unas 200 personas, en especial en los condados centrales de Polk, Hillsborough y Collier, han sido arrestadas desde que la ley de protección animal fue ampliada en 2003 para incluir a quienes participan, promueven o son espectadores de peleas de gallo, según archivos policiales de la región.

Uno de los casos más recientes ocurrió esta semana en el condado Polk, cuando agentes locales arrestaron al mexicano Eliut Juse Serrano, de 34 años, con nueve cargos por posesión de animales con el propósito de peleas, hostigamiento animal y otras acusaciones por alquilar un inmueble para celebrar peleas de animales.

Además de Serrano, las autoridades policiales arrestaron a Oscar Feliciano Agudo, de 42 años, y Christiane Ann Moser, de 38, por presenciar las peleas y por posesión de marihuana, según el expediente de los arrestos.

Las detenciones fueron hechas luego de que la policía local recibiera un aviso de un repartidor de pizza respecto a la realización de peleas de gallos en la residencia de Serrano.

Tras los arrestos, la policía decomisó evidencia que según el sumario apoyan los cargos de crueldad animal, entre ellas pesas, guantes de plásticos utilizados en el entrenamiento de los gallos, tinas de baños, una gallera, así como trozos de espuelas.

Además de los instrumentos para las peleas, las autoridades confiscaron 123 gallos y pollos. Si bien no se ha especificado la suerte que correrán los animales, en casos similares las aves fueron sacrificadas.

«Apreciamos que el chófer que hizo la entrega de la pizza nos llamara», dijo la agente Grady Judd del condado de Polk, en el centro de Florida.

«No participo en peleas de gallos, pero no le veo nada de malo ni de broma. Es una costumbre de importancia para nosotros los latinos y que viene de generación en generación, no es un crimen», opinó el mexicano Alberto Rivera, un albañil de 54 años residente en Davenport, suroeste de Orlando.

En Estados Unidos, esta tradición tan arraigada en países como México, República Dominicana, Cuba o Puerto Rico, está prohibida por leyes federales y estatales, que prohíben el hostigamiento, cría, compra, venta, posesión o el uso de cualquier animal con el propósito de peleas, así como su traslado entre jurisdicciones para tal fin.

En Florida, en donde unos 300.000 puertorriqueños y otros 50.000 mexicanos residen en el centro de este estado, promover, apostar y ser un espectador en cualquier pelea entre animales es un crimen punible hasta con cinco años de cárcel.

«Es difícil desarraigar a los hispanos de su cultura, como los puertorriqueños y dominicanos, porque las peleas de gallos son un deporte de pasión, que también envuelve tradición y mucho dinero», dijo a Efe Julio Zayas, presidente del Comité de Preservación de la Cultura Puertorriqueña en Orlando, una organización sin fines de lucro que vela por la cultura boricua en Florida Central.

«En Puerto Rico las galleras son un lugar común, donde es normal ver a las familias llegar juntas a apostar su gallo favorito», amplió Zayas, quien enfatizó que en la isla el deporte del pico y las espuelas es un negocio millonario, protegido por la ley.

No obstante, en Florida, al igual que en otros estados, es una actividad ilegal que a partir de este año ha sido incluida en el Reporte Nacional del Crimen que mantiene el Buró Federal de Investigaciones (FBI), tras la presión ejercida por la Asociación Nacional de Alguaciles que considera esta tradición latina una antesala a la comisión de otros crímenes.

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