Cocina comunitaria de Los Ángeles, nueva oportunidad a latinos con problemas

Cocina comunitaria de Los Ángeles, nueva oportunidad a latinos con problemas

Los Ángeles, 24 ago (EFEUSA).- Hispanos de Los Ángeles con problemas hallaron en una cocina comunitaria la oportunidad para rehacer sus vidas. La organización LA Kitchen se convirtió así en la esperanza de decenas de latinos de hallar una razón para no rendirse.

«Este programa es acerca de entrenar una persona integral: la mente, el cuerpo y el alma. Queremos que nuestros estudiantes sientan que estamos comprometidos, que están en un ambiente seguro para aprender, crecer y de encontrar un nuevo sentido de ellos mismos», dijo a Efe la directora de Entrenamiento de Trabajo de LA Kitchen, Rebecca Locker.

La hondureña María Martínez, de 27 años, es una de las beneficiadas de esta iniciativa. Desde su adolescencia tiene problemas con el alcohol y ya perdió la custodia de sus cuatro hijas por esta adición.

Ahora, que lleva seis meses sobria, el programa de cocina se ha convertido en su tabla de salvación.

«Me ha ayudado a cambiar, a confiar en mí misma, yo no me quería como persona y este programa me ha ayudado a crecer como mujer y valorarme en todas las formas», explicó Martínez.

El curso de quince semanas está preparado para personas que hayan superado una adicción, exconvictos en proceso de reintegración en la sociedad y jóvenes que estuvieron en hogares de paso y se convirtieron en personas independientes.

Treinta organizaciones de servicio social de Los Ángeles sirven de puente para que los estudiantes logren un puesto. Martínez encajó de forma perfecta en este programa.

«Es algo inexplicable, toda la comida habla por mí», aseguró.

Pero no todos los que llegan a LA Kitchen tienen una afinidad con la alimentación.

A sus 38 años, la mexicana Claudia García aseguró que no le gustaba cocinar. Sin embargo, las cosas han cambiado. «Yo nunca he cocinado en la casa, ahora cocino más en la casa. Si me gusta algo que hacemos aquí luego llego a la casa a hacerlo y eso ayuda a la familia, porque nos une», indicó.

La familia se convirtió en el motor de García, quién estuvo dos veces en la cárcel por delitos relacionados con la droga y el fraude. Cuando recibió su última pena estaba embarazada.

«Saber que tuve un hijo tras las rejas fue muy fuerte, porque (será duro) cuando él me pregunte dónde nací, pues en su acta dice ‘Hospital de la Cárcel de Mujeres de Lynwood'», relató.

La mexicana sabe que las oportunidades de empleo se reducen para las personas con registro criminal. Por eso, cuando la consejera le dijo que a través de este programa podría encontrar un empleo puso todo su empeño para obtener uno de los 26 cupos disponibles.

«Puedo volver a lo mismo de antes para hacer dinero para mantenerme a mí y a mi familia. Pero no (lo haré) si hay recursos, si hay gente que nos ayuda», aseguró.

Esta iniciativa, que en Los Ángeles ha ofrecido ya cuatro cursos, se creó en Washington en 1989 de la mano del activista Robert Egger, que de esta forma ha ayudado a cientos de personas a encontrar en la gastronomía una inspiración.

«Desde que yo estaba chiquito nunca he oído de muchos hispanos siendo chefs», dijo Jesús Rodríguez, que ha estado entrando y saliendo de la cárcel por robo.

A pesar de su reincidencia, los compañeros de celda condenados a cadena perpetua hicieron recapacitar a este inmigrante de origen mexicano de 33 años.

«Hay un punto en tu vida en que se tiene que parar y decir basta, hasta aquí llegué, y buscar dónde puedo hacer algo que me beneficie para el futuro», reflexionó.

Según Locker, el programa también sirve para alentar a los estudiantes, todos de bajos recursos y bajo nivel educativo, a luchar para tener acceso a alimentos saludables y de alto valor nutritivo, así como aprender sobre la importancia de la solidaridad y el trabajo en equipo.

Esta fue la lección que más le ha servido a Víctor Alfonso González, de 20 años, quién logró salir de un hogar de paso y está tratando de vivir solo. «Trabajamos juntos y, siempre, si necesitamos ayuda hay alguien que ahí está guardando la espalda», enfatizó.

Por su parte, Martínez llega llena de motivación a clase. Quiere recuperar a su hijas, pero además tiene otro objetivo por el que luchar: «Beverly Hills, ahí yo quiero llegar; es mi sueño de llegar ahí a cocinar».

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