El debate sobre la ciudadanía por nacimiento entra en la campaña electoral

El debate sobre la ciudadanía por nacimiento entra en la campaña electoral

Cristina García Casado

Washington, 17 ago (EFEUSA).- El debate sobre el derecho a la ciudadanía por nacimiento ha entrado en la campaña electoral de 2016 de la mano del magnate y precandidato republicano Donald Trump, quien ha vuelto marcar la agenda con su plan de inmigración.

La dura propuesta migratoria que Trump presentó el domingo recibió hoy el aval de otro de los favoritos de su partido, el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, y el rechazo del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, peor situado en las encuestas.

El plan del magnate, que ha hecho de la inmigración el tema central de su campaña, contempla la deportación de los más de once millones de indocumentados que se calcula que viven en Estados Unidos, así como acabar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento, estipulado en la Decimocuarta Enmienda de la Constitución.

«Es similar a lo que yo puse sobre la mesa hace cuatro o cinco meses. No he mirado al detalle su plan, pero las cosas que he oído son muy similares a las que yo comenté a Chris Wallace (periodista de la cadena Fox) a principios de año», dijo Walker hoy en una entrevista del canal televisivo conservador.

El beligerante discurso contra la inmigración con el que Trump se ha adueñado de la campaña desde el anuncio de su candidatura, el 16 de junio, ha forzado a sus 16 contrincantes en las primarias republicanas a endurecer su postura respecto a un tema clave para los latinos, electorado decisivo en las presidenciales y tradicionalmente favorable al Partido Demócrata.

Walker, quien en 2013 decía que buscar una vía a la ciudadanía para los indocumentados «tenía sentido», reconoció hoy haber cambiado de opinión y se sumó al discurso de su partido, que considera ese tipo de medidas «una amnistía».

Trump volvió hoy a demostrar su capacidad para marcar la agenda en esta campaña al empujar de nuevo a sus oponentes a pronunciarse sobre el tema migratorio, después de jactarse de haber introducido esta cuestión en la campaña en el debate republicano televisado del 6 de agosto.

«Si no fuera por mí, ni siquiera estaríais hablando de la inmigración ilegal, Chris. No estarías hablando de esto. No era un tema», dijo el magnate a uno de los moderadores del debate de Fox, Chris Wallace.

El plan de Trump, un documento de seis páginas titulado «Reforma migratoria que hará grande a América de nuevo», forzó hoy también a pronunciarse sobre este tema a Chris Christie, que necesita remontar en las encuestas.

El combativo gobernador cargó con contundencia contra la propuesta estrella de Donald Trump: construir un muro en la frontera sur para frenar la inmigración ilegal y que lo pague México.

«Esto no es una negociación inmobiliaria, ¿vale? Esto es diplomacia internacional, y es diferente», dijo hoy Christie a la cadena de televisión CNN en alusión a la nula experiencia política del magnate inmobiliario.

Sin embargo, Christie sí está abierto a aceptar una de las propuestas más controvertidas que Trump ha introducido en la campaña: eliminar el derecho a la ciudadanía por nacimiento reconocido en la Constitución.

«Creo que esta cuestión debe volverse a evaluar a la luz de las actuales circunstancias. El derecho a la ciudadanía por nacimiento pudo haber tenido sentido en algún momento de nuestra historia, pero ahora mismo, necesitamos revisarlo», dijo el 12 de agosto en una entrevista en el programa radiofónico de la conservadora Laura Ingraham.

Ese mismo día, el precandidato republicano y gobernador de Ohio, John Kasich, admitió haber cambiado de opinión en sentido contrario: ya no defiende que Estados Unidos deje de dar la ciudadanía automática a todos los que nacen en el país, como proponía en sus años de congresista.

«Creo que necesitamos superar este tema. Ya no estoy a favor (de eliminar ese derecho). Dejemos a estas personas que han nacido aquí que sean ciudadanos y punto y final. No quiero mortificarme más por eso», consideró entonces en una entrevista en CNN.

El debate sobre este controvertido derecho volvió al Congreso en marzo pasado de la mano del senador republicano David Vitte (Luisiana), que presentó una enmienda para restringirlo en una ley sobre el tráfico de personas.

De prosperar esa enmienda, se limitaría el derecho a ser ciudadanos de Estados Unidos a los hijos de inmigrantes con «green card» (residencia permanente) o que sirvan en las Fuerzas Armadas.

En Texas (estado gobernador por el republicano Greg Abbott), las organizaciones Texas Rio Grande Legal Aid y Texas Civil Rights Project han presentado una demanda en nombre de un grupo de mujeres indocumentadas por la supuesta negativa de las autoridades estatales a darles un acta que certifique el nacimiento de sus hijos en Estados Unidos, al no tener ellas una documentación válida.

El derecho incondicional a la nacionalidad por el lugar de nacimiento, («ius soli», el derecho del suelo, termino jurídico en latín), está extendido en el continente americano pero solo unos 30 de los 194 países del mundo lo garantizan, según un estudio elaborado en 2010 por Centro de Estudios de Inmigración de Estados Unidos, una organización independiente.

Entre los países desarrollados, sólo Canadá y Estados Unidos ofrecen este derecho sin restricciones, mientras que el resto de naciones se basan o bien en el principio de «ius sanguinis» (derecho de sangre, en latín), por la nacionalidad de los padres, o en una versión limitada del «ius soli» en el que la ciudadanía por nacimiento no es automática para los hijos de padres extranjeros.

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