Juan González, un artesano del cuero que se curtió en la cárcel

Juan González, un artesano del cuero que se curtió en la cárcel

Los Ángeles, 3 abr (EFEUSA).- Hace más de una década, mientras cumplía condena en una cárcel federal californiana, Juan González descubrió que tenía un don para elaborar piezas de cuero, un oficio que ejercería tras su puesta en libertad y se convertiría en su tabla de salvación.

«Todos somos distintos y cada uno de nosotros tiene que averiguar qué debe hacer para cambiar su vida», aseguró este mexicoamericano en entrevista con Efe.

González nació en la ciudad californiana de Orange (1963), pero su infancia transcurrió en un barrio pobre de Long Beach junto a sus padres, cuatro hermanos y una hermana, en medio de un entorno de «dificultades».

A los 16 años, González decidió emular los pasos de su hermano mayor. Un día él y un grupo de amigos intentaron robar en un local de comida rápida, una fallida incursión que los llevó a ser arrestados.

A González, aún menor de edad, lo condenaron a tres años de cárcel, mientras que su hermano y amigos recibieron entre siete y ocho años de condena.

Salió en libertad a 19 años y dos meses después su novia quedó embarazada. Ante la responsabilidad de sostener a una familia González se integró en grupos pandilleros y dedicó al tráfico de drogas.

«Para mi era más fácil decir ‘si todo el mundo está pagando por las drogas, es mejor tenerlas a mano y así ganar algo de dinero'», relató.

Durante catorce años González logró eludir a la policía, pero su «adicción al dinero», como él mismo reconoce, le pasó factura y fue detenido con droga cuando cruzaba las fronteras estatales y, por tanto, fue juzgado como si cometiera un delito federal.

El hispano cumplió diez años entre rejas, sin ver a sus hijos crecer y perdiéndose cumpleaños y momentos familiares, un hecho que aún hoy perturba el gesto de este artesano de 53 años.

En la cárcel, González decidió participar en un taller de cuero. En un principio eran sesiones de tres horas al día, pero a tres años de cumplir su condena ya tenía asumido el control del taller y logró perfeccionar sus conocimientos en la marroquinería.

Aunque González no se considera un «experto» en cuero, se ha labrado una fama local desde su modesto taller en el garaje de su casa, en la ciudad de Santa Ana.

Sus piezas, de fuerte influencia chicana y con calaveras como sello característico, abarcan desde decoración para automóviles, asientos de motos o sillines de bicicletas, hasta monturas de escopetas, patinetes, bolsos, triciclos, balones de fútbol, botas, álbumes fotográficos e, incluso, cubiertas de Biblia.

En 2015, González fue uno de los artistas seleccionados por el curador español Carlos Ortega para formar parte de la muestra «Transformations», en el Museo de Arte Latinoamericano de Long Beach (MOLAA).

De cara al futuro, el artesano adelantó que está manteniendo conversaciones con los organizadores de la Asociación Mundial de Lucha Libre (WWA, en inglés) para diseñar el cinturón del ganador de esta competición.

Deja un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos estan marcados con *

Cancel reply