La Habana, 3 jun (EFE).- El Cosmos de Nueva York convirtió en Cuba al fútbol en una herramienta de diplomacia con un histórico amistoso con la selección nacional de la isla, una misión en la que no importó el resultado, sino contribuir a la unión de las aficiones y los pueblos de dos países en proceso de deshielo.
La lluvia durante todo el día, que cobró intensidad durante los 90 minutos del partido, no ahogó la fiesta de los asistentes a un casi lleno estadio Pedro Marrero de La Habana, que brindó una fuerte ovación antes del partido cuando se escucharon los himnos tanto de Cuba como de EE.UU., mientras enarbolaban las banderas de ambos países.
Una estampa cargada de simbolismo para el que fue el primer evento deportivo de envergadura que se produce después del 17 de diciembre pasado, cuando los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro, anunciaron al mundo su intención de restablecer sus relaciones diplomáticas, rotas desde 1961.
El 4-1 de resultado en favor del Cosmos a penas importó a la afición cubana, ansiosa por ver en el terreno de juego por primera vez al «galáctico» exmadridista Raúl González Blanco, la estrella del Cosmos que más brilla entre los aficionados y a quien iban dedicadas la mayoría de las pancartas que se vieron en la grada.
«Para nosotros significa mucho tener la oportunidad de ver a grandes figuras del fútbol como Raúl, que es muy querido en este país», dijo a Efe Manuel Díaz, un gran aficionado al fútbol y a la Liga Española, aunque iba ataviado con una gorra del Cosmos y una camiseta con las barras y estrellas estadounidenses.
Sobre el rol que eventos como este pueden desempeñar en la distensión entre los dos países, este «fanático del fútbol y del béisbol», señaló que el deporte puede ayudar a «tumbar muchas barreras» y acercar dos naciones que están a 140 kilómetros de distancia.
Los cubanos en el estadio también esperaban ver a la leyenda del fútbol «Pelé» -que jugó entre 1975 y 1977 en el Cosmos, club del que es presidente de honor-, un invitado de lujo que, con la camiseta verde del equipo neoyorquino, saludó a la afición desde la grada antes del inicio del partido.
En los encuentros con la prensa en los días previos al partido, el exfutbolista brasileño Edson Arantes do Nascimento destacó el papel que puede desempeñar el fútbol en favor de «la paz y de unión entre las personas» en un momento en que Cuba y Estados Unidos «están haciendo las paces».
El exmadridista Raúl también deseó la víspera del encuentro que este amistoso sea «un paso más» para mejorar la relación de los dos países y abra la puerta a la visita de muchos más equipos de las ligas profesionales de EE.UU.
Esa opinión era compartida en la grada por varios hinchas, como es el caso de José Manuel, un fanático del F.C Barcelona y de Messi, quien afirmó que el deporte «es la mejor manera de reunirnos todos» y de poner fin a un enfrentamiento entre dos países que «ya es por gusto».
En el plano estrictamente deportivo, consideró que es muy bueno para el fútbol cubano que desembarquen en la isla clubes extranjeros importantes que ayuden a su selección nacional a «tomar nivel» y pueda estar algún día próximo en un mundial.
«Ojalá vengan muchos más equipos de todo el mundo y de todos los deportes para que el pueblo disfrute», señaló.
Aunque ha sido el fútbol el primero en estrenarse en la isla en la nueva etapa de distensión con EE.UU., recientemente el conjunto de béisbol de los Orioles de Baltimore anunció su intención de viajar a la isla antes de que finalice este año en una misión de diplomacia deportiva semejante a la del Cosmos.
Precisamente los Orioles de Baltimore fue el último equipo de una liga profesional de Estados Unidos que estuvo en Cuba, el 28 de marzo de 1999, para enfrentarse a la selección local.
Hay que remontarse a 1978 para que algunos cubanos recuerden la última vez que un club de fútbol profesional de EE.UU jugó un partido en la isla, cuando el ya extinto Chicago Sting visitó a la selección local.
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