Los Ángeles, 26 feb (EFEUSA).- Se ha colado en la gran fiesta de Hollywood, donde juegan gigantes de la animación como Pixar, pero el brasileño Alé Abreu habla sin complejos y con mucho orgullo de "Boy and The World", su sorprendente e imaginativo filme que competirá el domingo por el Óscar a la mejor película animada.
«Es una película totalmente libre, hecha con una libertad total y radical, que encontró un espacio en esta fiesta de la industria de Hollywood», explicó Abreu en una entrevista con Efe.
«Así que esto para nosotros ya es una victoria (…). Es un reconocimiento muy bonito e importante para nuestra animación», añadió sobre su candidatura a la estatuilla.
Abreu ha tocado el cielo con «Boy and The World», una ambiciosa y muy creativa película tanto por su belleza formal como por su penetrante mensaje.
Con un presupuesto de medio millón de dólares ha triunfado en festivales de todo el mundo y luchará por el Óscar frente a la favorita «Inside Out», además de «Anomalisa», «When Marnie Was There» y «Shaun The Sheep».
Sin embargo, el cineasta brasileño discutió con suavidad que se trate de «una competición» entre las candidatas y argumentó que las películas nominadas son «trabajos muy diferentes, con lenguajes diferentes e intenciones diferentes».
Singular y original son, sin duda, dos de los adjetivos que mejor visten a «Boy and The World», un relato de aprendizaje y descubrimiento del mundo por parte de un niño que deja su hogar para tratar de encontrar a su padre.
Utilizando dibujos esquemáticos con formas básicas y una paleta multicolor llena de matices y sensualidad, Abreu describe con poesía el viaje del niño por los campos de algodón, las fábricas o la gran ciudad mientras reflexiona sobre el abuso de los recursos naturales, la explotación de los trabajadores o el orden frente a la libertad.
«Es la posibilidad de mirar las cosas, el mundo, a través de los ojos del personaje de un niño», definió Abreu.
El realizador contó que la inspiración para «Boy and The World» surgió mientras trabajaba en un documental animado sobre la historia de América Latina, en el que quería trazar las similitudes entre los diferentes países.
«Nacieron como colonias de explotación, tuvieron dictaduras, sofocaron movimientos sociales de liberación nacional en nombre de intereses económicos…», enumeró.
Sin embargo, a mitad de investigación, Abreu se topó en uno de sus cuadernos de dibujo con el personaje del niño que luego protagonizaría «Boy and The World».
«En ese momento pensé que era como si me estuviera llamando para conocer su historia, para describir su historia», añadió el cineasta.
Además, Abreu señaló que la idea de la búsqueda del padre es muy habitual en el cine latinoamericano y opinó que, simbólicamente, remite «a la búsqueda de la patria, de algo que nos sustente».
Sin apenas diálogos y con fragmentos que recuerdan a la frescura visual de las comedias de cine mudo, «Boy and The World» se apoya en una banda sonora muy protagonista, «otro personaje de la historia», según Abreu, y que abarca desde los sonidos tradicionales brasileños hasta el rap.
El realizador apuntó asimismo que la animación y la composición de la banda sonora se hicieron de manera paralela dado que la música debía «traducir el universo lírico» de las imágenes.
Desde que empezó a los doce años en una escuela de animación de Sao Paulo, Abreu ha desarrollado una carrera constante culminada en dos largometrajes, «Garoto Cósmico» (2007) y «Boy and The World» (2013).
«Recuerdo cuando entré en la escuela de animación. Podía contar con los dedos de una mano cuántas personas trabajaban en el cine de animación (brasileño) haciendo películas o cortos en aquel momento», recordó.
Sin embargo, Abreu indicó que, con «mucho esfuerzo», el cine de animación de Brasil ha ido creciendo, «un paso después de otro», aunque está todavía «en construcción».
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