Bruselas, 14 may (EFE).- La negociación del Tratado de Libre Comercio e Inversiones (TTIP) entre la UE y Estados Unidos cumple casi dos años ante el temor de que no se cumplan los plazos, a la vista de diferencias en asuntos clave y de la postura crítica de los parlamentos que deben refrendarlo a uno y otro lado del Atlántico.
«La ventana de oportunidad del TTIP es pequeña y creo que la negociación tomará más tiempo», según Bernd Lange, eurodiputado socialdemócrata alemán y ponente del informe sobre el TTIP que votará la comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo (PE) el próximo 24 de mayo.
«La línea oficial es acabarlo antes de que se vaya (el presidente de EEUU), Barack Obama, pero cada vez eso es menos realista», dijo Lange en un seminario sobre el TTIP que ha organizado el PE.
El interés y las críticas que ha despertado esta negociación son tan altas que el informe de Lange que se votará en la comisión ha recibido 900 enmiendas, un récord en la historia del PE.
Esta es la primera resolución que el PE emitirá sobre el TTIP y precederá a una votación del pleno, prevista para el mes de junio, en lo que será, según Lange, «una advertencia a los negociadores estadounidenses de hasta donde puede llegar el PE».
Según el Tratado de Lisboa, el PE tiene capacidad para rechazar un acuerdo comercial y, según coinciden varios eurodiputados, «se va a tomar esta potestad muy en serio».
Se adivina un gran obstáculo en la negociación: el llamado organismo de solución de diferencias (ISDS), una especie de tribunal de arbitraje que exige EEUU para resolver los conflictos entre un inversor y un Estado.
La comisaria europea de Comercio Exterior, Cecilia Malstrom, ha presentado una propuesta que sólo ha convencido en parte a los grupos popular (PPE) y liberal (ALDE) europeos y que, según dijo, quiere presentar el próximo otoño a la mesa de negociación.
El encaje que tendría este organismo con los tribunales ordinarios es la principal preocupación de los eurodiputados, sobre todo los de la izquierda de la cámara.
«Los tribunales de arbitrajes privados son superfluos. No los necesitamos. Son los tribunales nacionales los que deben cooperar. El derecho debe aplicarse a todos por igual», según el eurodiputado socialdemócrata alemán Dietmar Koster.
Este tribunal «sólo servirá a las grandes empresas», porque acceder a él, por el precio que tendría, sería inasumible para las pequeñas y medianas: «los tribunales de arbitraje sólo interesan a los grandes jugadores».
Lo que se negocie con respecto a ese tribunal será clave para el futuro del TTIP, muy criticado por sectores sociales y partidos de la izquierda por su oscurantismo -el acceso a los documentos de negociación es muy restringido- y porque, según argumentan, no va a aportar nada bueno a la economía y trabajadores de la UE.
Pero hay otros problemas. Hasta ahora, 18 comisiones del Parlamento Europeo han emitido su opinión respecto al TTIP: ahí han mostrado lo que consideran «líneas rojas» de la negociación.
En el TTIP se negocian accesos a mercado, barreras arancelarias, protección y toda una serie de obstáculos que, aunque no siempre sean comerciales -por ejemplo las normas fitosanitarias, del derecho a los consumidores, de seguridad- encarecen las importaciones.
Como se preguntó la eurodiputada liberal holandesa Marietje Schaake, miembro de la comisión de Comercio Internacional y vicepresidenta de la delegación para las relaciones con Estados Unidos: «¿qué son las barreras?. Eso es un debate político».
La comisión de Medio Ambiente del PE ha puesto «cinco líneas rojas»: las leyes relacionadas con las sustancias químicas, el uso de hormonas en el ganado, la actuación de los servicios públicos en las políticas sanitarias, la carne de los animales clonados y todo lo relacionado con los organismos genéticamente modificados (OGM).
El PE no quiere además que el nivel de protección del consumidor se vea mermado con el TTIP y adelanta otro motivo de conflicto: no debe tratarse nada relacionado con la protección de datos, que debe quedar al margen de la negociación comercial.
«No vamos a permitir que se negocie la norma sobre protección de datos con el TTIP», dijo Jan Phillip Albrecht, de la comisión de Libertades Civiles.
El 60 por ciento del comercio digital en la UE procede de Estados Unidos y, según la comisión parlamentaria, «tiene que haber una cláusula para que la protección de datos no se vea afectada por los servicios on line».
Con esta negociación, la UE y EEUU intentan poner en marcha la más importante zona de libre comercio del mundo, que según algunas estimaciones puede añadir un 0,5 por ciento adicional al PIB en EEUU y cerca de un 1 por ciento en la UE.
Pero hay otras estimaciones no tan optimistas, incluso temores a que un acuerdo suponga más paro, una reducción en los derechos de los trabajadores europeos, consumidores y medio ambiente.
Deja un comentario
Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos estan marcados con *