Arquitectos desde la escuela, un proyecto de cambio social en Los Ángeles

Arquitectos desde la escuela, un proyecto de cambio social en Los Ángeles

Los Ángeles, 1 jun (EFEUSA).- Decenas de palés abandonados y neumáticos viejos sirvieron a un grupo de estudiantes, en su mayoría latinos, para construir una efímera plaza pública en el sur de Los Ángeles como parte de un innovador proyecto de arquitectura que, aunque no transformará el barrio, sí podría cambiar sus vidas.

Tras meses de trabajo sobre el terreno y casi un año de planificación, los jóvenes acondicionaron un solar del Augustus Hawkins High School y recuperaron ese espacio para la comunidad, aunque fuera solo por un día.

La instalación fue el resultado final del curso de arquitectura CAAP para adolescentes creado en 2014, y en el que han participado 35 alumnos de Preparatoria (Bachillerato) de los centros Augustus Hawkins y Alexander Hamilton.

«Mi principal objetivo era desmitificar el trabajo de arquitecto», aseguró a Efe la creadora de CAAP, Anna Petrossian, profesional estudio de arquitectura angelino Flewelling & Moody y cuya historia personal la ha motivado a tratar de acercar esta disciplina a colectivos poco representados.

Según los datos del Instituto Estadounidense de Arquitectos (AIA), solo un 10 % de sus miembros pertenecen a alguna minoría étnica y apenas un 17 % son mujeres, unos porcentajes que constatan el dominante perfil masculino y blanco en Arquitectura.

Petrossian, inmigrante armenia con estudios en Lingüística, forjó su carrera como arquitecto a través del Programa de Desarrollo de Becarios (Internship Development Program, IDP) que convierte esa profesión en un oficio que se puede aprender a base de prácticas después de licenciarse en cualquier otra cosa.

«No te tienes que gastar 50.000 o 60.000 dólares por semestre en caras universidades, se puede ir a una universidad estatal, obtener un pregrado y empezar a formarte como arquitecto, que es algo que se paga bien (el salario medio en 2012, según el Departamento de Trabajo de EEUU, superó los 73.000 dólares», indicó Petrossian.

Más allá de las condiciones socioeconómicas, uno de los problemas que detectó la impulsora de CAAP entre los jóvenes, en especial en zonas como South Los Angeles, es que apenas salen de sus barrios y tienen poco contacto con el mundo del arte y del diseño, lo que complica que piensen en la arquitectura como una opción de futuro.

Sus clases extraescolares, se han estado celebrando con el apoyo de The California Endowment cada sábado desde septiembre de 2014, e incluyen teoría, cursos de dibujo a mano, en 2D y 3D y un proyecto final que, en este caso, fue convertido en realidad.

«Los estudiantes tenían que transformar un solar vacío en un espacio que la comunidad pudiera usar. Uno de los mayores desafíos en esta zona es que la comunidad no tiene un lugar donde pueda juntarse y socializar», explicó Petrossian.

Su equipo utilizó donaciones y desperdicios para ejecutar la obra bajo la supervisión de la escuela de Critical Design and Gaming del campus de Augustus Hawkins, donde un 85 % del alumnado es hispano y el 15 % restante afroamericano.

«Mi papá trabaja por la playa y hay casas lindas, siempre las he admirado y cuando uno viene aquí, no tanto. Así que siempre me ha interesado eso del diseño y las casas», comentó la salvadoreña Natasha Guandique, de 16 años y aprendiz en CAAP.

Guandique, que aún no tiene claro a qué querría dedicarse, obtuvo el verano pasado una beca de prácticas en Flewelling & Moody junto con otros 5 compañeros.

Diego Velazco, de 17 años y raíces mexicanas, confía en poder entrar en una buena escuela superior de arquitectura y cree que su experiencia en CAAP ayudará en su solicitud.

El pasado sábado los estudiantes inauguraron el proyecto que fue planteado como un lienzo en blanco en el que los residentes pudieran decorar los distintos elementos a su gusto, con dibujos y mensajes de esperanza, mientras unos artistas locales animaban con su música.

El solar volverá pronto a quedar vacío, ya que la escuela nunca consideró la instalación como algo permanente, y Petrossian no esconde su frustración tras meses de burocracia y falta de apoyos administrativos.

Su proyecto, sin embargo, podría recalar en Alexander Hamilton High School, en un área residencial de mayor poder adquisitivo donde le ofrecen facilidades y valora montar hasta un estudio de diseño para estudiantes.

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