La ONU busca reforzar medidas para cortar el flujo de terroristas extranjeros

La ONU busca reforzar medidas para cortar el flujo de terroristas extranjeros

Naciones Unidas, 28 may (EFEUSA).- El Consejo de Seguridad de la ONU se reúne este viernes para analizar las amenazas que representa el flujo de terroristas extranjeros y unificar medidas para atajar un peligro para la seguridad mundial cada vez más preocupante.

La reunión, a nivel ministerial, contará con la participación de altos funcionarios de Interior o de Seguridad, y da seguimiento a la cumbre sobre el fenómeno del reclutamiento de jóvenes para sumarse a las filas terroristas que hubo en septiembre pasado.

Esa cumbre que celebró el Consejo de Seguridad de la ONU se registró en medio de un alarmante incremento en el número de jóvenes que eran reclutados por grupos yihadistas como el Estado Islámico y otros, necesitados de sangre joven para nutrir sus filas armadas.

«El fenómeno de los terroristas extranjeros representa una amenaza para la paz y la seguridad internacional que está evolucionando rápidamente, y esta amenaza no será erradicada de un día para otro», afirmó hoy un alto funcionario de la ONU.

La conclusión fue proporcionada por el director ejecutivo de un comité creado por el Consejo de Seguridad para este tema, el francés Jean-Paul Laborde, al anticipar ante los periodistas en la sede de la ONU algunas de los resultados de su gestión.

Desde la cumbre de septiembre pasado, este comité ha analizado diferentes aspectos de esta amenaza en 21 países que fueron elegidos porque eran el origen o el destino de muchos de estos terroristas extranjeros, por razones de vecindad o por otras causas.

El informe que conocerá mañana el Consejo de Seguridad, por ejemplo, reconoce que «es imposible obtener información precisa y fidedigna sobre el número de combatientes terroristas extranjeros», aunque hay cálculos que indican que podrían ser más de 30.000.

El comité preparó una lista de los países más afectados, 67, y realizó una primera evaluación de 21 naciones, y las conclusiones sobre el resto serán dadas a conocer en junio próximo.

Los datos del comité indican que, de esos 21 países que se analizaron, Túnez es el que más combatientes terroristas extranjeros ha aportado a los conflictos armados de Irak y Siria, un total de 3.000 personas.

Le siguen Turquía, con 1.300 combatientes, Marruecos, con 1.200, y el cuarto lugar figura el archipiélago de Maldivas, en el Índico, con 200 combatientes, para una población total de 345.000 habitantes.

El caso de Maldivas ocupa una preocupación especial de la ONU porque se trata de estados pequeños que son especialmente vulnerables a «amenazas terroristas sostenidas y ampliamente financiadas».

Si se proyectara el caso de Maldivas, los 200 combatientes que ha enviado ese pequeño país, según los datos de los que dispone su gobierno, «equivaldría a una fuerza de 192.000 combatientes que partiera de Estados Unidos» para luchar en Siria.

Pero son datos muy parciales, porque la ONU reconoce en el informe que, de los 21 países analizados en esta primera etapa, la mitad de ellos no tenía información precisa o los datos eran insuficientes, entre ellos Afganistán y Libia.

Tanto en el informe como en la exposición que hizo hoy Laborde se presentan una serie de medidas que es necesario aplicar internacionalmente para intentar atajar este problema.

Porque no sólo se trata de reducir las fuerzas de los grupos radicales islámicos, sino también evitar que, cuando estos extranjeros regresen a sus países, no se conviertan en una amenaza terrorista latente.

Laborde dijo que la comunidad internacional viene luchando contra este fenómeno desde hace mucho tiempo, pero actualmente hay nuevas herramientas, como internet, que hacen que los reclutas de grupos radicales «cada vez sean más jóvenes» y cada vez más numerosos.

El Estado Islámico (EI), agregó, «ha surgido como una nueva forma de organización terrorista», beneficiándose de herramientas de chat o redes sociales que buscan a atraer a jóvenes para que se unan a la yihad.

Entre las propuestas en las que quiere insistir la ONU figura la necesidad de vigilar especialmente los «viajes fragmentados», que emprenden jóvenes que, para no despertar sospechas, hacen escalas internacionales para que sea difícil seguir su rastro.

Como sostiene el informe, sólo uno de los 21 países analizados realiza un control de migración de los pasajeros en tránsito. «Un combatiente terrorista puede viajar por tres o más países sin tener que presentar documentos de viaje», agrega.

Además, la ONU quiere que se corten los sistemas de financiación de los grupos terroristas, que de por sí recaudan ingentes sumas de dinero por la confiscación de bienes ajenos, la explotación de recursos en las áreas que controlan o por tasas impositivas.

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