Las Vegas (NV), 13 oct (EFEUSA).- Tres de los cinco aspirantes demócratas a la Presidencia, Hillary Clinton, Bernie Sanders y Martin O'Malley cargaron hoy contra el poderoso grupo de presión armamentístico Asociación Nacional del Rifle (NRA) frente a víctimas del tiroteo en un cine de Aurora (Colorado) en 2012.
Entre el público del primer debate presidencial demócrata que se celebra hoy en Las Vegas (Nevada) se encontraban Lonnie y Sandy Phillips, los padres de Jessica, una de las doce víctimas de la matanza que estremeció al país hace tres años y supuso un punto de inflexión en el debate sobre el control de las armas.
El exgobernador de Maryland, Martin O’Malley, fue el encargado de mencionar la presencia de la familia cuando defendió la necesidad de aprobar una nueva legislación sobre armas y acabar con la forma en la que la NRA influye en el Congreso con generosas donaciones a los legisladores.
«Es hora de que todo el país se posicione en contra de la NRA», destacó por su parte Clinton, que defendió, desde su posición central en el escenario, la importancia de implantar un exhaustivo sistema de revisión de antecedentes para controlar en manos de quién acaban rifles y pistolas.
Durante esta parte del debate, la exsecretaria de Estado, favorita entre los demócratas, criticó al senador Sanders por no ser suficientemente duro con el tema de la violencia de las armas y por no haber apoyado algunos proyectos legislativos para aumentar el control de armas durante su estancia en el Senado.
Para defenderse, Sanders resaltó las fracturas que separan a los que se oponen o son favorables a la tenencia de armas.
Además, el senador defendió un aumento de controles a la hora de vender armas, al mismo tiempo que destacó la importancia de dar correcta atención psicológica a todos los estadounidenses, también a los más pobres, para evitar que las armas acaben en manos peligrosas.
El último tiroteo masivo, en un centro universitario de Roseburg (Oregón) el pasado 1 de octubre, ha reabierto el debate sobre la tenencia de armas en Estados Unidos.
En el centro de educación superior de Oregón, diez personas que fallecieron -incluido el tirador- y otras nueve resultaron heridas cuando el joven Chris Harper Mercer, de 26 años, irrumpió con media docena de armas en el centro donde estudiaba y abrió fuego.
El presidente, Barack Obama, ha dicho en varias ocasiones que su mayor frustración como mandatario ha sido el fracaso de sus esfuerzos por ampliar el control de armas en el país.
Con Obama al frente del país, el debate sobre el control de armas alcanzó su punto álgido en 2012 a raíz del asesinato de doce personas en el cine de Aurora y la matanza ocurrida en la escuela Sandy Hook de Newtown (Connecticut), donde fueron asesinados a tiros 20 niños y 6 mujeres.
En 2013, tras la matanza en la escuela de Newtown, Obama firmó 23 decretos presidenciales y el Congreso debatió un conjunto de medidas para un mayor control de armas, pero todos los proyectos legislativos fueron bloqueados.
Sin embargo, en este país, en el que existe el derecho constitucional a portar armas, el horror de las masacres no parece hacer mella en los defensores de rifles y pistolas.
De hecho, según datos de la consultora Gallup, el número de estadounidenses que apuesta por mayores controles armamentísticos ha descendido dramáticamente en los últimos 24 años, pasando del 79 % en 1990 al 47 % en 2014.
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