Charlotte (NC), 14 ago (EFEUSA).- Los jornaleros hispanos en Charlotte (Carolina del Norte) corren el riesgo de ser desalojados del lugar donde se concentran para buscar trabajo mientras una organización se esfuerza por establecer un centro de empleo y ayuda.
La Coalición Latinoamericana (LAC), el grupo de abogacía de inmigrantes más grande del estado, con sede en Charlotte, lleva más de cinco años ayudando al grupo de jornaleros que desde hace más de una década ofrece sus servicios en la calle Wendover, al este de la ciudad.
«Tenemos más de medio año enfocados en el proyecto para ubicar a los jornaleros en un lugar donde los contratistas puedan recogerlos de forma segura y también reciban capacitación», dijo a Efe Johanna Rivera, del Centro de Bienvenida al Inmigrante de LAC.
Actualmente el grupo, que congrega diariamente a alrededor de 30 trabajadores hispanos y 10 afroamericanos, se reúne en la esquina de un centro comercial, de donde existe la posibilidad que sean desalojados próximamente.
«Hemos estado en conversaciones con cinco iglesias para situar a los jornaleros definitivamente en una de ellas y evitar que sigan siendo desplazados de un sitio a otro», explicó a Efe Faith Josephs, coordinadora del Centro de Trabajo de la Coalición y quien está a cargo del proyecto.
Según Josephs, el plan incluye clases de inglés como segunda lengua, capacitación para perfeccionar los oficios, preparación para prevenir accidentes, enseñanza de derechos y responsabilidades laborales, entre otras materias.
El centro de empleos seguirá el modelo establecido por Casa de Maryland, entidad que opera cinco centros de jornaleros en ese estado.
En los últimos años este grupo de jornaleros de Charlotte ha hecho un «peregrinaje» por seis lugares en un radio de menos de una milla.
Fueron desalojados de una tienda de Home Depot, de un estacionamiento de Habitat for Humanity, de un centro comercial, de un parque y de un lote baldío y ahora permanecen en una esquina aledaña a una institución financiera.
«Lo menos que deseamos es sacarlos de donde se encuentran», afirmó a Efe el oficial David Padgett, del Departamento de Policía de Charlotte-Mecklenburg (CMPD), quien ha estado en contacto con los jornaleros los dos últimos años.
«No hemos tenido problemas con ellos. No han cometido delitos. Por el contrario, hemos recibido denuncias cuando han sido las víctimas de robos porque portan dinero en efectivo o no les pagan por los trabajos que hacen», acotó el oficial.
Tanto Padgett, como la oficial del CMPD, Kenia Medrano, quien también ha tenido acercamiento con los jornaleros, respaldan la iniciativa de LAC de localizar a los trabajadores de jornada diaria en un centro dedicado a ellos.
«Sería excelente, porque los jornaleros permanecen parados a veces entre ocho y diez horas en la intemperie, expuestos al sol o al mal tiempo», enfatizó Medrano, de origen salvadoreño.
Al colombiano Luis Mina, también de 58 años, le preocupa la próxima apertura de una oficina postal que se ubica al otro lado de la calle donde actualmente ofrece sus servicios con los demás jornaleros.
«Si nos sacan de acá, no tenemos para donde irnos. Se ha rumoreado que podrían darnos lugar en una iglesia. Pero no sabemos nada en concreto», añadió el hombre oriundo de Barranquilla.
La intranquilidad de las autoridades y los propios jornaleros es que su presencia genere quejas en una calle en la que aumentará el tráfico por la operación de la oficina de correos, que abrirá a finales de este mes, y que puedan ser desalojados del área sin un lugar en concreto a donde ir para ofrecer sus servicios.
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