Naciones Unidas, 28 sep (EFEUSA).- El presidente de EEUU, Barack Obama, tendió hoy una mano a Rusia e Irán para trabajar por la paz en Siria pero dejó claro que el mandatario Bachar Al Asad debe irse, en un discurso en la ONU en el que se mostró seguro de que el embargo a Cuba se levantará y defendió férreamente la diplomacia.
«Me presento ante ustedes hoy creyendo firmemente que nosotros, las naciones del mundo, no podemos volver a las viejas maneras de conflicto y coerción», declaró Obama en su intervención ante la Asamblea General anual de la ONU.
Según Obama, «la diplomacia es dura, sus resultados a veces no son satisfactorios, es muy poco popular políticamente».
«Pero creo que los líderes de las grandes naciones, en particular, tenemos una obligación de tomar esos riesgos, precisamente porque somos lo bastante fuertes para proteger nuestros intereses cuando la diplomacia falla», añadió.
Con esa línea de argumentación, que para muchos define su presidencia en política exterior, Obama sostuvo que «Estados Unidos está preparado para trabajar con todos los países, incluidos Rusia e Irán, para resolver el conflicto» en Siria.
Sin embargo, «después de tanto derramamiento de sangre no podemos volver al ‘statu quo’ en Siria», anotó al recordar que, al comienzo del conflicto en Siria hace más de cuatro años, el régimen del presidente Al Asad reaccionó a las «protestas pacíficas» con «represión» y «asesinando» a los manifestantes.
Obama reclama desde el inicio del conflicto la renuncia de Al Asad y hoy el insistió en que en Siria es necesaria «una transición» con «un nuevo líder y un gobierno inclusivo».
El presidente ruso, Vladímir Putin, habló poco después de Obama en la ONU y pidió el apoyo de la comunidad internacional para el «Gobierno legítimo» de Siria, mientras que el mandatario de Irán, Hasan Rohani, afirmó durante el fin de semana a la cadena CNN que «todo el mundo ha aceptado» la continuidad en el poder de Asad para luchar contra los yihadistas del Estado Islámico (EI).
Obama y Putin se reunirán esta tarde en la ONU, en su primera reunión formal desde el inicio de la crisis ucraniana, para abordar tanto ese tema como el conflicto en Siria.
En cuanto a Cuba, Obama se mostró convencido en su discurso de que el cambio llegará a ese país, al defender la política de acercamiento emprendida el pasado diciembre y que resultó en el restablecimiento de relaciones diplomáticas y la reapertura de embajadas en Washington y La Habana en julio.
«Estoy seguro de que el Congreso levantará inevitablemente un embargo que ya no debería estar ahí», enfatizó.
«El cambio no llegará de la noche a la mañana a Cuba, pero estoy seguro de que la apertura, y no la coerción, impulsará las reformas y mejorará la vida del pueblo cubano», agregó.
Obama se reunirá este martes en Nueva York con su homólogo de Cuba, Raúl Castro, y admitió que aún tiene «diferencias con el Gobierno cubano» y que EEUU «seguirá defendiendo los derechos humanos».
El acercamiento a Cuba fue uno de los ejemplos elegidos por Obama en su intervención para defender su máxima de primar la diplomacia frente al conflicto y el otro fue el acuerdo nuclear con Irán, sobre el que dijo que, si se «implementa por completo», permitirá evitar «una potencial guerra» y el mundo «será más seguro».
El mandatario también aprovechó para instar a Irán a dejar de impulsar sus intereses en Oriente Medio mediante el apoyo a actores «violentos» que alimentan el «conflicto sectario» en la región, y a elegir un «camino diferente» que pueda acabar con su aislamiento a nivel internacional.
En el 70 aniversario de la creación de las Naciones Unidas, «estamos llamados a demostrar un tipo diferente de liderazgo», pidió Obama a los líderes que asisten esta semana a la Asamblea General anual del organismo, a quienes también llamó a tener en cuenta las «lecciones del pasado».
En ese contexto mencionó la situación de caos que vive actualmente Libia y reconoció que la coalición internacional que acabó en 2011 con la dictadura de Muamar al Gadafi «podría y debería haber hecho más para llenar el vacío dejado atrás».
Sobre política nacional, Obama no aludió directamente a los aspirantes republicanos a la Casa Blanca, varios de los cuales defienden políticas antiinmigrantes, pero sí lanzó una crítica contra aquellos que «piden la construcción de muros para impedir la entrada de inmigrantes».
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