Cayey (Puerto Rico), 24 nov (EFEUSA).- Oscar López Rivera, en prisión desde hace 34 años por conspiración sediciosa contra EE.UU., criticó hoy, en una lección magistral leída por su hija, el sistema educativo de Puerto Rico, que en su opinión busca perpetuar el estatus de la isla caribeña como colonia estadounidense.
«El sistema de educación de Puerto Rico es uno copiado de carbón del de EE.UU.», declamó Clarisa López Ramos durante la lectura de «La educación versus el adoctrinamiento», ante unas 200 personas que acudieron al Teatro Ramón Frade de la Universidad de Puerto Rico (UPR), en Cayey, municipio al centro de la isla.
Durante 18 minutos, López Ramos leyó las 11 páginas que su progenitor redactó desde su celda en la cárcel federal Terre Haute, en el estado de Indiana, en las que reclama una mejor enseñanza pública en su isla natal, y critica las propuestas privatizadoras planteadas por el presidente del Senado, Eduardo Bhatia.
«Aunque mucha gente dice que la educación de los EE.UU. es la mejor, ésta no educa, sino que su meta principal fue buscar personas elites para que Puerto Rico se convirtiera en una colonia», afirma el activista, considerado en su tierra como un prisionero político, sobre la relación política de la isla con el país norteamericano desde 1952.
«Puerto Rico ha enseñado, pero no ha educado», lamenta López, quien lleva 34 años en prisiones de los EE.UU. tras haber sido encontrado culpable de conspiración sediciosa por su relación con las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) que luchaba por la independencia de Puerto Rico.
En su escrito pone como ejemplo de adoctrinamiento que una de sus maestras puertorriqueñas aseguraba en las aulas que había que reconocer el valor de George Washington «porque nunca dijo una mentira».
Cuando su familia se mudó a EE.UU. allí otra maestra le preguntó quién era su héroe y él respondió George «Washington, porque nunca dijo una mentira», lo que fue recibido con burlas por sus compañeros.
La UPR había intentado que el independentista hiciera personalmente esta lectura magistral, para lo que pidió a las autoridades estadounidenses que le concedieran un permiso para abandonar la prisión temporalmente.
Los 25 miembros del Senado Académico de la UPR-Cayey, su rector, Mario Medina Cabán, y el presidente de la UPR, Uruyoán Walker, escribieron cartas a Barack Obama con esa petición.
«Nunca hubo respuesta a nuestro comunicado», lamentó hoy Medina, quien destacó el valor académico de la lección de López, «no solamente una persona inteligente o brillante, sino también sabia», pues lo que redactó «fue una lección magistral de verdad».
«Señor presidente, si por alguna manera tiene la oportunidad de ver este evento, por favor libere a Oscar. Él necesita estar en casa. El único crimen que cometió fue pedir que este país fuera libre», insistió hoy Medina ante un auditorio en el que también se encontraba el reconocido artista residente de la UPR-Cayey, Antonio Martorell.
Según expone López en su lección magistral, el Gobierno de la isla caribeña debe implantar «un plan de educación liberador», donde el maestro tenga una firme relación con el estudiante y viceversa.
Critica también al Gobierno de EE.UU. por imponer el servicio militar obligatorio y por favorecer que miles de puertorriqueños hayan servido en su Ejército.
Considerado en Puerto Rico por algunos sectores un prisionero de carácter político, López Rivera fue condenado en 1981 a 55 años de cárcel por conspiración sediciosa para derrocar al Gobierno de EE.UU. en la isla y en 1991 fue condenado a otros 15 años de prisión por un intento de fuga.
En 1999 el entonces presidente de EE.UU., Bill Clinton, conmutó las sentencias de once de los acusados en este caso de las FALN, luego de que cumplieran entre 16 y 20 años de cárcel, al considerar que las sentencias eran muy largas.
A esa agrupación que operó desde Chicago en los años ochenta se le atribuye la organización de más de un centenar de ataques con explosivos en territorio estadounidense y la muerte de cuatro personas.
Clinton también le ofreció el indulto a López Rivera pero este, que nunca ha sido acusado de tener relación con los citados ataques de las FALN, se negó a aceptarlo si no se hacía extensivo también a varios presos encarcelados por circunstancias similares.
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