San Juan, 18 jun (EFEUSA).- Varios legisladores federales se unieron hoy al llamado de representante de Puerto Rico en Washington para pedir por carta a Barack Obama que revise el caso de Puerto Rico y se replantee el anunciado recorte de fondos para cobertura sanitaria en la isla.
Así lo anunció hoy el comisionado residente y líder opositor Pedro Pierluisi, quien explicó que la carta está suscrita por los senadores Chuck Schumer, Kirsten Gillibrand, Bill Nelson y Bob Menéndez, así como por los representantes José Serrano, Nydia Velázquez, Charles Rangel y Luis Gutiérrez.
La carta urge a Obama a que atienda el «injusto» trato que desde las autoridades federales se está dando en materia de fondos públicos para atención sanitaria a «los 3,5 millones de ciudadanos estadounidenses que viven en Puerto Rico».
Además, los legisladores recuerdan al mandatario que este asunto también le importa a los cinco millones de puertorriqueños (nacidos o descendientes) que viven en el continente.
Igualmente, apuntan que los puertorriqueños de la isla pagan los mismos impuestos que los estadounidenses que vienen en el continente y «no merecen ser tratados como ciudadanos de segunda clase».
El Departamento de Salud federal aprobó recientemente un recorte del 11 % de los fondos destinados a los pagos a los planes médicos Medicare Advantage en Puerto Rico, mientras que al resto de los estados de EE.UU. se les elevan las cuantías, con un ascenso medio del 3 %.
Ese programa beneficia a unas 560.000 personas en la isla (el 16 % de la población) para dar cobertura sanitaria a ancianos, discapacitados y enfermos graves a través de planes privados de salud.
El recorte de fondos podría suponer un sobrecoste de entre 400 y 800 millones de dólares para el Gobierno local difícilmente asumible para un sistema que ya tiene serios problemas de liquidez, y en una isla que está sumida en una recesión desde hace una década y que en cualquier momento podría tener que decretar un cierre gubernamental o un impago de la deuda.
En conjunto, en Puerto Rico el 60 % de la población tiene cobertura sanitaria a través de programas públicos federales, pese a que los médicos reciben reembolsos muy inferiores a los que obtienen sus colegas en el EE.UU. continental, lo que a su vez está llevando a una enorme emigración de doctores (unos 400 al año).
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