Nuestra realidad es diferente a la de Grecia, asegura Gobierno de Puerto Rico

Nuestra realidad es diferente a la de Grecia, asegura Gobierno de Puerto Rico

San Juan, 6 jul (EFEUSA).- El Gobierno de Puerto Rico quiso desmarcarse hoy de las decisiones que está tomando Grecia para gestionar el pago de su deuda y aseguró que su estrategia pasa por abrir un proceso de reestructuración de la deuda "ordenado y voluntario" con sus acreedores.

«Nuestra realidad es diferente a la de Grecia en muchos sentidos, desde la estructura de nuestra deuda hasta la capacidad de pago, pasando por nuestro crecimiento económico», dijo hoy a Efe el secretario de la Gobernación de Puerto Rico, Víctor Suárez.

Un día después de que los griegos rechazaran en referéndum las condiciones presentadas por los acreedores internacionales para prolongar la ayuda financiera a Atenas, Suárez descargó que el Gobierno de Puerto Rico se haya planeado ningún tipo de consulta popular sobre esta materia.

Tras asegurar que desde el Gobierno de la isla «respetamos los procesos democráticos de Grecia», explicó que «nuestros procesos estarán adaptados a nuestra propia realidad» y, por lo tanto «será un proceso diferente al de Grecia».

«Nosotros tenemos nuestros propios problemas y los estamos atendiendo como nosotros entendemos que debemos hacerlo», añadió Suárez.

Hace una semana por parte del gobernador Alejandro García Padilla reconoció que a la isla le resulta «insostenible» el pago de la deuda en los términos actuales por lo que llamó a los acreedores a sentarse a negociar una moratoria de varios años que le permita sentar las bases para recuperar el crecimiento económico.

En opinión de Suárez, la principal diferencia con la situación griega es que «nosotros pretendemos que haya un proceso ordenado y voluntario» de negociación con los acreedores.

«Estamos en una etapa del proceso muy distinta a la de Grecia», insistió el portavoz del Gobierno, boricua, quien dijo que «esperamos aprender de las experiencias que ha tenido» ese país y otros territorios del mundo que se han adentrado en procesos como este.

«Aprendemos de las otras jurisdicciones que han entrado en este proceso, como Detroit, Nueva York o Grecia, pero nuestro proceso es nuestro», insistió.

En cuanto a posibles similitudes, únicamente concedió que la posición del Gobierno de Puerto Rico es que «debe mantener los servicios públicos esenciales y necesita crecimiento económico para atender el nivel de deuda».

«Para lograr eso, hay que renegociar los términos del pago de la deuda», de forma que «no vamos a dejar de pagar nuestra deuda, sino que queremos cambiar las condiciones para poder impulsar el crecimiento económico y así luego poder atender los pagos», dijo.

Consultado sobre si cree que la situación de Puerto Rico es tan «asfixiante» como la de Grecia, dijo que «puede ser igual de compleja en términos del nivel de deuda», pero el «cómo nosotros lo atendemos o cómo estructuramos nuestras soluciones, eso va a ser algo que hagamos nosotros, los puertorriqueños».

Entre esas soluciones descartó también que el Gobierno de la isla se haya planteado enmendar su Constitución, pese a que incluye un artículo en el que se garantiza el reembolso de las obligaciones generales antes que cualquier otro gasto.

Las obligaciones generales de este Estado Libre Asociado a EE.UU. son los únicos instrumentos de deuda que están garantizados por la Constitución de Puerto Rico, lo que quiere decir que el Gobierno tiene la obligación constitucional de dar prioridad a su pago por encima de cualquier otro gasto público.

La deuda de Grecia -con una población de 11 millones de personas y una deuda de unos 360.000 millones de dólares- está sobre todo en manos de otros países de la Zona Euro, la de Puerto Rico -3,5 millones de habitantes y 73.000 millones de dólares- está controlada sobre todo por fondos de inversión estadounidenses.

Mientras que un impago de Grecia podría desestabilizar la Zona Euro y eventualmente provocar la salida de ese país de la unión monetaria, algo similar en Puerto Rico teóricamente sólo haría perder dinero a los fondos y sería impensable que ello derivara en el abandono del dólar.

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