Denver (CO), 9 sep (EFEUSA).- Un grupo de coaliciones intensifican sus gestiones a favor de la continuidad de los programas federales de nutrición infantil, sabedores de que uno de cada cuatro niños vive en familias que carecen de alimentos en la cantidad y calidad necesarias.
«Demasiados niños provienen de familias que sufren para comprar comida. A la vez, en poco tiempo el Congreso decidirá si esos niños merecen comer desayunos, almuerzos e incluso cenas por medio de los programas que reciben fondos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA)», dijo a Efe Kevin Seggelke, presidente del Food Bank of the Rockies (FBR) en Denver.
En pleno Mes Nacional de Concienciación contra el hambre, el Congreso votará la renovación de la conocida como Ley de Niños Sin Hambre, legislación que provee fondos federales a programas de nutrición y de alimentación y expira el próximo 30 de septiembre tras cinco años en vigor.
Según el presidente del FBR, esa ley es necesaria porque sin esos programas «muchos niños pasarán hambre», especialmente aquellos que dependen de las comidas en las escuelas o de los paquetes de alimentos que sus padres reciben en los bancos de comida.
«Ya comenzaron las clases y ya casi termina el verano. Muchas familias se sienten aliviadas, no sólo porque los niños ahora están estudiando, sino porque ahora tienen acceso a almuerzos gratis o a precios reducidos e incluso a desayunos», dijo.
A nivel nacional, cerca de 22 millones de niños reciben ayudas para atajar el hambre (por no tener comida) o la inseguridad alimenticia (por no saber dónde o cuándo se recibirá la siguiente comida).
Según datos publicados hoy por USDA, en 2014 el 14 % de los núcleos familiares del país sufrieron inseguridad alimenticia, por 14,3 % el año anterior, cifras que ascienden al 20,9 y 21,4 %, respectivamente, si se refiere a menores.
Si se analiza estos hogares en función de su raza o etnia, el estudio señala que el grupo que más sufre inseguridad alimenticia son los afroamericanos (26,1 % del total), seguido de los latinos (22,4) y los blancos no hispanos (10,5).
Y esta es una realidad que se extiende por todo el país. En la ciudad de Nueva York, una de cada seis personas (1,4 millones de residentes) pasa hambre, según la Coalición de la Ciudad de Nueva York contra el Hambre (NYCCAH).
En Colorado, el 42 % de los estudiantes (unos 370.000 niños y jóvenes) recibe comidas gratis, según Colorado Sin Hambre (HFC). Y en Oregón, el 15 % de los casi 4 millones de habitantes enfrenta el mencionado flagelo social, según Socios por un Oregón Sin Hambre (PHFO).
Sin embargo, explicó Seggelke, la complejidad de los requisitos para ayudar a esas familias, la cantidad de formularios a rellenar y los problemas logísticos (especialmente en zonas rurales) dificultan proveer la ayuda necesaria.
Eso se debe, dijo, a que los programas se basan en propuestas aprobadas hace cuatro décadas, cuando la situación social, demográfica y tecnológica era distinta a la actual.
Por eso, los programas de ayuda con comidas necesitan no solamente ser renovados, sino también actualizados, opinó.
Ellie Agar, especialista en comunicaciones de Colorado Sin Hambre, compartió esa opinión.
«Todos los programas de nutrición infantil deberían ser reautorizados. Esos programas alimentan vidas más sanas y mejores y fortalecen a las comunidades, y ayudan a que todos nuestros niños cuenten con el combustible que necesitan para salir adelante», declaró Agar.
«Los desayunos y los almuerzos en las escuelas funcionan y deben ser fortalecidos. Gracias a esos programas, los niños comen más frutas y verduras. Y es importante que todos los niños, sin importar donde vivan, tengan acceso a la comida que necesitan para que les vaya bien dentro y fuera de la escuela», puntualizó.
Los programas federales de nutrición, según estadísticas del Centro de Investigaciones y Acción contra el Hambre (FRAC), están dando resultados, ya que de 2010 a 2015 la cantidad de familias con hambre en Estados Unidos bajó del 18 al 16 %.
«Cada niño debería recibir la comida que necesita para triunfar. Nunca ha sido tan importante como ahora respaldar los programas federales» Kathy Underhill, directora ejecutiva de Colorado Sin Hambre. «Esos programas ofrecen una oportunidad para invertir en la salud de nuestros niños y en un futuro mejor para todos».
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