Charlotte (NC), 11 jul (EFEUSA).- El inusual registro de once ataques de tiburones en menos de un mes en las playas de las Carolinas no ha detenido el flujo habitual de turistas en esta parte del sureste de Estados Unidos, en donde cada verano arriban millones de viajeros en busca de sol y mar.
De acuerdo a cifras de la Agencia de Visitantes de Carolina del Norte, un promedio 6.5 de millones de personas visitan las playas de este estado durante el periodo estival y la industria turística local genera más de 21.000 millones de dólares.
Lee Nettles, director de la Oficina de Turismo de Outer Banks, las islas en donde han ocurrido la mayoría de los ataques, aseguró que aunque «hay preocupación» entre los visitantes «las familias no han cancelado sus vacaciones».
Asimismo, según Tim Cafferty, dueño de la agencia de reservas Outer Banks Blue, no se han presentado anulaciones en Hilton Head, Myrtle Beach, los Outer Banks, los balnearios familiares más populares de Carolina del Norte.
«En las últimas semanas hemos notado un aumento de reservas de último momento, más que en cinco años. Es muy irónico, sin embargo las personas entienden que (los ataques de tiburones) son eventos aislados y con pocas posibilidades de ocurrir», explicó Cafferty a un canal local.
George Burgess, director del Archivo Internacional de Ataques de Tiburón, del Museo de Historia Natural de la Universidad de Florida, estima que son una serie de factores, a los que catalogó como una «tormenta perfecta», los que han contribuido a que se registren de manera sucesiva casos de ataques de tiburones en las Carolinas.
«El agua está más caliente, hay mucha gente en las playas, sequía, presencia de peces en las orillas y otros factores que se analizan. Pero la gente tiene que entender que hay peligros en el mar y uno de ellos son los tiburones», explicó a Efe el experto.
Los recientes ataques de tiburones han batido récord en lo que va de 2015 en Carolina del Norte, el último de los cuales ocurrió el pasado fin de semana. En 2011 se presentaron 8 incidentes y en 2010 otros 5.
«Solo en 2014 sucedieron cuatro fatalidades en el mundo y la última de la zona en Carolina del Sur fue en 1852», recordó el experto.
La venezolana Magbis Núnez Love, residente en Carolina del Norte y que se encuentra de vacaciones junto a su familia en Sunset Beach, en el extremo sureste del estado, declaró a Efe que «hay mucha gente en la playa y sin preocupaciones por los tiburones».
«Nos preocupamos al principio por las noticias de los ataques, pero ya teníamos las vacaciones planeadas así que nos vinimos, aunque con mucho cuidado cuando nos metemos al mar», afirmó Núnez, una promotora de salud en la ciudad de Charlotte.
La residente de origen venezolano contó que el viernes un «pequeño tiburón» merodeó la orilla del balneario durante la mañana, pero que no se registró ningún ataque ni la playa fue cerrada.
Ante el peligro que representan los tiburones, las autoridades locales recomiendan nadar siempre cerca de la orilla y evitar los lugares de pesca.
Clay Creswell, de la organización Global Shark Attack File, en Carolina del Norte, sugiere a los bañistas no tener miedo al agua y entender que «el mar no es una piscina y hay peligros asociados, incluyendo los tiburones».
Agregó que la mayoría de las mordeduras de los tiburones en las Carolinas ocurrieron porque los escualos están «a la caza de peces y, por error, se encuentran el pie o el brazo de un nadador y muerden para alimentarse».
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