El Conde Duque de Olivares negro, jinete del arte como cohesión de las razas

El Conde Duque de Olivares negro, jinete del arte como cohesión de las razas

Washington, 6 nov (EFEUSA).- Si Diego Velázquez contemplara el hermoso jinete negro que monta el caballo del Conde Duque de Olivares en un cuadro que se exhibe en el Detroit Institute of Arts (DIA), habría que explicarle que esa nueva lectura de su retrato abandera ahora el arte como motivo de cohesión social.

La obra salió del pincel del pintor estadounidense Kehinde Wiley y representa lo que el DIA espera de la nueva etapa que emprende ahora bajo la nueva dirección de Salvador Salort Pons: «Convertir el arte en motivo de cohesión social», explicó el propio curador español y especialista de arte en una entrevista con Efe.

El retrato ecuestre del Conde Duque de Olivares forma parte de la exposición «30 Americans» que acoge el DIA en este momento, donde artistas contemporáneos americanos y africanos hacen una reinterpretación de obras mundialmente conocidas.

«En los siglos XVI a XIX, no hay retratos de negros, ni siquiera aparecen en los cuadros», una reflexión urgente para Salort, que se aborda en esta exhibición «de una manera poética y respetuosa», explicó el nuevo director del Detroit Institute of Arts.

Más allá de la historia del arte, lo importante para el director del DIA, el quinto museo más grande Estados Unidos, es saber «qué nos dicen las obras de arte a cada uno de nosotros».

Así, las exposiciones pueden «explorar la dimensión social, de raza, genero o identidad» e incluso «concienciar a la población de los temas candentes en los que vivimos» y el museo se convierte en una suerte de «plaza pública», enfatizó.

La mayor preocupación de Salort Pons es exponer las obras de arte que custodia el museo «de un modo relevante para la sociedad», sostiene el especialista con el convencimiento de quien cree profundamente en los retos que se propone.

El objetivo es que el DIA -un museo enciclopédico, con obras de los cinco los continentes- sea «accesible, diverso, un espejo donde las diferentes comunidades se vean representadas».

«Lo que buscamos es establecer diálogo en la comunidad, hacerla partícipe. Saber qué opinan y mezclar sus ideas con nuestro sistema de trabajo», agregó Salort Pons.

Por eso, el nuevo director dijo buscar la interacción con otras instituciones y museos locales, como el Museum of Contemporary Art de Detroit (MOCAD) o el College for Creative Studies (CCS), también de Detroit, así como con individuos a título personal.

Para la reciente instalación de las galerías de arte asiático, en el equipo de trabajo del museo cuenta con cinco voluntarios que aportan su punto de vista y, a menudo, se invita a los visitantes a que valoren las exposiciones y propongan mejoras.

Hace apenas un mes que Salort Pons ha tomado las riendas absolutas del Detroit Institute of Arts, pero ya hace más de ocho años que este especialista español en arte llegó a Estados Unidos.

De vasta formación en el arte europeo, Salort consolidó las bases de su trayectoria profesional en España e Italia, con un fructífero paso por Roma, en el Memmo Foundation y el Palazzo Ruspoli, donde fue curador de la Collezione Carmen Thyssen-Bornemisza y de la primera exhibición monográfica de Velázquez en Italia.

Sin embargo, fue en Estados Unidos donde aprendió más sobre la necesidad de conectar con el público, un terreno aún poco explorado en Europa, algo que es difícil de comprender desde Detroit dado el enfoque popular que predomina en los museos estadounidenses.

La hipótesis de Salort es que, debido al interés de los estadounidenses por el arte europeo, y ya que les queda geográficamente distante, se hace imprescindible acercarlo emocionalmente.

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