Ferguson busca un punto y aparte tras hacer historia con su protesta racial

Ferguson busca un punto y aparte tras hacer historia con su protesta racial

Ferguson (MO), 12 ago (EFEUSA).- Un año después de la muerte de Michael Brown a manos de un policía blanco, la ciudad de Ferguson (Misuri) busca un punto y aparte de los violentos disturbios con los que hizo historia en 2014 y que la situaron en el mapa internacional como exponente del problema racial que persiste en Estados Unidos.

Esta pequeña ciudad del Medio Oeste amaneció hoy aliviada por haber evitado en el aniversario de la muerte del joven negro una nueva ola de violencia como las que el año pasado la llevaron a abrir informativos en todo el mundo.

Los vecinos de Ferguson, una ciudad de poco más de 20.000 habitantes, esperan que hoy termine el estado de emergencia declarado el lunes tras los tiroteos que en la noche del domingo dejaron un herido crítico y dos leves.

Han sido poco más de 24 las horas de violencia y tensión, pero Ferguson llegó a temer lo peor: otro joven negro había sido herido de gravedad por disparos de la Policía en circunstancias poco claras.

El amigo de Brown Tyrone Harris, negro y de 18 años como él, está en situación crítica tras mantener el pasado domingo un enfrentamiento con los agentes del que hay versiones contradictorias.

La Policía, conjurada a evitar una nueva ola violenta, se ha esforzado por aclarar inmediatamente que en esta ocasión el joven iba armado y disparó primero contra los agentes.

Su familia y amigos rechazan esta tesis y aseguran que el chico sólo estaba huyendo sin arma alguna de una persecución policial.

Inmediatamente, las autoridades le acusaron de cuatro cargos por asalto a agentes de seguridad, cinco cargos por acción delictiva con arma y uno por disparar a un vehículo. La fianza asciende a 250.000 dólares en efectivo.

Para reforzar su versión, la Policía divulgó ayer un vídeo, grabado por la cámara de seguridad de un establecimiento, en el que puede verse cómo un joven negro con camiseta blanca (que aseguran que es Harris) saca una pistola de sus pantalones y echa a correr fuera de la escena en medio del caos que se vivió en la noche del aniversario de la muerte de Brown.

Falta por ver ahora cómo evoluciona el estado de salud del joven y también cómo reacciona la ciudad si llegara a fallecer.

Si la muerte de Michael Brown desató una indignación que aún persiste en Ferguson, los disturbios que han estallado tras cada suceso relacionado con su muerte han dejado un miedo que no logra espantar esta pequeña comunidad vecina de San Luis.

«Algo dentro de mí tiene miedo de volver a casa, y no puedo tener miedo de volver a casa, ¡es mi casa!», comentó a Efe Neely Knarcisse, una afroamericana que regresa ahora a San Luis para cuidar a su madre después de vivir los últimos 26 años en California.

Esta imagen de peligro es la que pretende borrar el movimiento «I love Ferguson» («Yo amo a Ferguson»), una iniciativa lanzada por el exalcalde de la ciudad Brian Fletcher, blanco como la mayoría de las autoridades de Ferguson.

«El legado de nuestra ciudad no puede quedar definido por los disparos que se llevaron la vida de Michael Brown el 9 de agosto de 2014, sino por la fortaleza de carácter de todos los ciudadanos, blancos y negros, para salir adelante», sostiene Fletcher en el manifiesto fundacional de «I love Ferguson».

«Aceptamos este reto de demostrar a la nación y al mundo que este no será nuestro legado final. Que quizás podamos ser un ejemplo de comunidad modélica en armonía racial para el mundo», añade.

Pero muchos en Ferguson se conforman con menos, quieren simplemente volver a su tranquila vida suburbana, dejar atrás los disturbios y que el aniversario de la muerte de Michael Brown sirva para cerrar el capítulo de las protestas y abrir el de las reformas en un sistema que consideran injusto con los negros.

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