Chicago (IL), 13 jul (EFEUSA).- Un chef griego y su esposa mexicana han fusionado las cocinas de sus países y el resultado lo han volcado en platillos novedosos que venden en su carro rodante ubicado en los mercados más representativos del sur de Chicago, y a domicilio o clubes cuando son contratados para cocinar en fiestas privadas.
«Spice!» es el nombre dado por Samm y Erika Petrichos a su negocio culinario que se promociona en las redes sociales, y en la que ofrecen esa seductora fusión de sabores mexicanos y del Mediterráneo que poco a poco empieza a ganar adeptos, en especial entre los más jóvenes.
«La comida es muy visual, especialmente en las culturas latinas, y ese colorido nos ayuda a mostrar la riqueza de nuestras creaciones», expresó Samm en entrevista con Efe.
La mexicana Erika, oriunda de Saltillo (Coahuila), conoció a Samm en su país de origen, cuando éste realizaba uno de sus viajes en busca de recetas. Samm relató que desde niño se inclinó por la cultura y gastronomía mexicana, mientras que a Erika siempre le interesaron las culturas y tradiciones de otros países.
Fue así que decidieron aventurarse en Chicago con un negocio culinario dirigido hacia los jóvenes anglosajones y que funciona a partir de pedidos recibidos a través de Twitter y correos electrónicos.
Según relató Erika a Efe, todo comienza temprano en la mañana cuando van al mercado a comprar los productos frescos y culmina con la creación de los platillos que conforman su propuesta, en la que caben desde el taco tradicional a burritos de ternera de leche y vientre de cerdo, o ‘pop corn’ elaborado con piel de cerdo y servido con hummus de guacamole, con perejil, ajo y queso pecorino.
Sus clientes son mayormente estudiantes universitarios y profesionales que frecuentan los mercados de productos orgánicos, y que previamente han comprado los platillos elaborados por «Spice!» en fiestas de la Universidad de Chicago, del Instituto de Arte de Chicago y del Museo de Arte Contemporáneo.
«Lo que más piden es el chorizo», contó Erika, quien agrega que no faltan los fideos preparados con una salsa casera de tomates, chorizo, ajo y queso feta de cabra.
En lo que denominan «Sabor de Oaxaca», no fallan el Aguachile de camarones marinados con sal rosada, y cubiertos con chile habanero; o el Pipán, que es carne de pato asada lentamente, cubierta con salsa verde elaborada con jalapeños, tomatillos y semillas de calabaza, y servida con arroz verde.
En el apartado de postres, los favoritos son el flan de caramelo y las trufas de chocolate, hechas con chocolate de Oaxaca y servidas con naranjas asadas.
Erika aconseja a sus comensales a «no temer a las cosas diferentes» y en ese sentido recomienda el agua de horchata de Oaxaca, sin leche, que incorporaron recientemente al menú después de un viaje por México.
Hasta hace poco tiempo, las carritos de comida estaban muy limitadas en Chicago por un código municipal que impedía en los camiones la preparación de alimentos procesados que necesitaran cocción, desde empanadas a tacos y perros calientes.
No obstante, Samm y decenas de cocineros ambulantes lucharon por una ordenanza que permitiera desarrollar esta «nueva industria», ya establecida en decenas de ciudades de Estados Unidos.
En la actualidad es posible disfrutar a la hora del almuerzo desde empanadas, a sandwiches, salchichas, tamales, tacos, pollo picante y todo tipo de panqueques y postres en lugares de la ciudad que respeten una distancia mínima de restaurantes establecidos.
Según Erika y Samm, el éxito de «Spice!» se debe a su movilidad, ya que pueden trasladar su cocina a cualquier lugar de la ciudad, además de visitar mercados, festivales y otras ciudades, o hasta países si fuera necesario.
Además del logro económico, «somos dueños de nuestro tiempo y podemos viajar», resaltó Erika.
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