OEA conmemora 30 aniversario de Convención Interamericana contra la tortura

«Es conveniente ratificar esta Convención porque generamos sociedades mejores y esto es lo que hay que hacer, al margen de lo que convenga o no. Seguimos teniendo tortura», afirmó Grossman en una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA.

La Convención Interamericana, que define la tortura de una manera más amplia que la Convención de las Naciones Unidas, ha sido ratificada por 18 de los 34 países miembros de la OEA y firmada por 20, entre los que destacan las ausencias de Estados Unidos y Canadá, que sí firmaron la de la ONU.

El presidente del Comité de la tortura de las Naciones Unidas, que es chileno, llamó a los países de América a renovar su compromiso para acabar con la tortura y abordar su «dimensión social».

Grossman recordó que antes de la Segunda Guerra Mundial no había protección internacional contra la tortura y que fueron las «atrocidades» del conflicto las que mostraron que el derecho constitucional y las normas internas «no logran proteger a la gente en los periodos en los que más lo necesitan».

Asimismo subrayó en su discurso que para definir qué es tortura «no importa si el sujeto es terrorista o abusador de menores» ya que es un derecho absoluto, no derogable.

La Convención Interamericana contra la tortura fue aprobada por la Asamblea General de la OEA el 9 de diciembre de 1985 y entró en vigor el 28 de febrero de 1987.

Los 20 países que la han firmado hasta ahora son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam, Uruguay y Venezuela.

Dos de estas naciones todavía no han ratificado la Convención: Haití y Honduras.