Los Ángeles (EE.UU.), 16 may (EFE).- La escritora mexicana Jennifer Clement cree con firmeza que la novela tiene "un profundo poder transformador" en la sociedad y constituye una herramienta esencial para el cambio.
En entrevista con Efe, la autora alude a su más reciente novela, «Ladydi» (2014), para ejemplificar su teoría y señala que si bien no ha generado algún cambio «poco a poco está creando conciencia» sobre la forma en que la violencia afecta a las mujeres más vulnerables.
Clement, que nació en Estados Unidos y al año de nacida se trasladó con su familia a México, es una de las invitadas especiales de la Feria del Libro en Español en Los Ángeles, LeáLA, que concluye este domingo en esta ciudad californiana.
Ambientada en el estado mexicano de Guerrero, la obra, que en inglés se titula «Prayers for the Stolen», narra la historia Ladydi García Martínez, una joven que crece en un mundo «sin hombres» y donde la violencia del narcotráfico lo afecta todo.
«Las novelas sobre el mundo de los narcos eran generalmente escritas por hombres. Eran novelas muy violentas y muy sexuales, y no se dirigían mucho a cómo la violencia estaba afectando a las mujeres» más vulnerables del país, explica Clement.
La escritora, que actualmente radica en Ciudad de México, puso de relieve que en esta suerte de género novelesco la figura de la mujer «tiende a ser muy cliché: es la prostituta, la chica que baila en un antro, la novia muy materialista».
Su obra, convertida desde su publicación en una especie de emblema de protesta social contra el tráfico de mujeres, refleja un compromiso de la escritora hacia los abusos contra los desprotegidos.
La también autora de «El veneno que fascina» fue presidente de PEN México entre los años 2009 y 2012, desde donde defendió la libertad del periodismo.
Había que «confrontar un problema de la censura que llamé en ese momento ‘censura por bala’, porque te matan. La situación en México es tan grave que no había otra cosa que hacer», explicó, en referencia a la campaña que desarrolló en esos años junto a varias organizaciones para cambiar la legislación mexicana.
«Antes, matar a un periodista era un delito estatal, logramos cambiar la ley para que fuera un delito federal», afirmó.
Aunque no ve una tendencia clara unificada en la literatura hispana actual, sí considera que «hay mucha riqueza creativa» y espera que esa capacidad ayude a combatir el problema de la educación en México y Centroamérica.
«En Centroamérica y en México hay un problema terrible del sistema educativo. México es una cultura donde la gente, en general, ya no lee», lamentó.
Por ello, a su juicio el esfuerzo de LéaLA es «una demostración de fuerza» que llena un «importantísimo» espacio que antes era inexistente.
«El mundo tiene que ser un mundo de crear fuentes, de ver al otro, de escuchar al otro, y eso lo que representa esta feria», valoró.
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