Martínez volvió a mostrar el orgullo de ser dominicano en la retirada de su número

Martínez volvió a mostrar el orgullo de ser dominicano en la retirada de su número

Houston (EEUU), 29 jul (EFE).- El exlanzador Pedro Martínez, que el domingo entró a formar parte del Salón de la Fama del béisbol de las Grandes Ligas, volvió a vivir otra jornada muy especial cuando la pasada noche los Medias Rojas de Boston le retiraron su franela con el número 45.

El exdeportista dominicano acaparó todo la atención en el Fenway Park, además de disfrutar con su discurso ante los miles de aficionados que se dieron cita en las gradas del campo y lo ovacionaron constantemente.

«Hey, soy Pedro», expresó el flamante nuevo miembro del Salón de la Fama al público, que interrumpió la ceremonia y el partido para corear su nombre. «Esta es mi fiesta».

Martínez, tres veces ganador del Cy Young Award y que lideró a los Medias Rojas en su conquista de la Serie Mundial en 2004, recibió el homenaje antes del partido entre Boston y los Medias Blancas de Chicago.

Dos días después de la entrada del dominicano en el Salón de la Fama, su compatriota el también veterano David Ortiz agitó su mano y una cortina roja cayó para dejar al descubierto el dorsal 45 en la fachada Fenway.

Tras posar para una selfie con Ortiz y la placa del Salón de la Fama de Cooperstown, que fue prestada, Martínez dio las gracias a quienes hicieron posible su carrera, incluyendo al exmanager de los Expos de Montreal, el dominicano Felipe Alou, y a Ralph Ávila, el ojeador que lo descubrió.

También se acordó de los trabajadores del equipo de Boston y del personal de relaciones públicas de los Medias Rojas. Se mostró agradecido además con su familia, los dueños del equipo, sus compañeros de equipo y los aficionados.

Como ya es habitual en este tipo de ceremonias, luego realizó uno de sus lanzamientos característicos.

«Hoy estoy muy agradecido y honrado por este día», destacó Martínez al dirigirse a los aficionados. «Todo lo que puedo hacer es reflexionar sobre todas las oportunidades, la alegría, las grandes cosas que el béisbol me ha hecho vivir y que nunca esperé que pudiesen suceder».

Mientras en una pantalla de vídeo, las imágenes mostraron los mejores momentos de Martínez con los Dodgers de Los Ángeles, los Expos y los Medias Rojas.

A partir de ese momento comenzaron a salir sus excompañeros, incluyendo Alou, y el exlanzador de los Medias Rojas, Curt Schilling. También estuvieron presentes varios inmortales de Boston como Carlton Fisk y Carl Yastrzemski.

Martínez destacó de manera especial las temporadas de 1999-2000, para muchos las mejores de su carrera profesional y en la historia de las Grandes Ligas.

Sus números en esos dos años hubiesen sido grandiosos durante la Era de la Pelota Muerta, pero los puso durante la Era de los Esteroides, quizás el periodo con mayor ofensiva en la historia.

Durante su mejor momento, se podía alegar que Pedro tenía la mejor recta, la mejor curva y el mejor cambio en el deporte del béisbol, sin que hubiese algún otro lanzador que haya tenido la misma temporada los tres mejores estilos de pitcheo en el deporte del béisbol profesional de las mayores.

Martínez probablemente fue uno de los 15 mejores lanzadores de la historia, y esa grandeza viene de muchos lugares, incluyendo su competitividad.

El exlanzador derecho dominicano hacía cualquier cosa con tal de alzarse con la victoria porque además tenía los dedos más largos que jamás se verían en alguien que a duras penas llegaba al 1,80 metro de estatura.

Los dedos largos le permitían tener el agarre perfecto de la pelota.

Pero lo más grandioso de sus lanzamientos se debía mayormente al hecho de que simplemente tenía una habilidad innata para lanzar una pelota, algo que solamente el pudo conseguir.

Por todo lo realizado desde el montículo, Martínez está instalado en el Olimpo de los Medias Rojas y su legado quedará junto al que lograron leyendas como Ted Williams y Carl Yastrzemski, entre otros elegidos y privilegiados que pasaron en la historia de Boston.

Mientras que Martínez volvió a recordar sus orígenes y el gran orgullo que sentía de ser dominicano y representar a un país de gente «maravillosa», «inteligente» y «trabajadora».

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