Alfonso Gómez Rejón, el triunfador de Sundance es reacio a soñar a lo grande

Alfonso Gómez Rejón, el triunfador de Sundance es reacio a soñar a lo grande

Los Ángeles, 9 jun (EFEUSA).- El director Alfonso Gómez Rejón, de origen mexicano, fue la sensación del pasado festival de Sundance con "Me and Earl and The Dying Girl", cinta que se estrena el viernes en EE.UU. y que muchos colocan en la carrera por los Óscar, aunque él no quiere ni oír hablar de esas expectativas.

«No lo quiero creer», reconoció en una entrevista con Efe el cineasta de Laredo (Texas), de 42 años.

«¿Y si no funciona? ¿Si nadie va al cine a verla? Aún faltan muchos meses para los Óscar y faltan por estrenar muy buenas películas. Por eso, me centro en el aquí y el ahora. Estoy muerto de miedo antes del estreno. Siento pánico total», confesó Gómez Rejón, cuya obra ganó premios del jurado y de la audiencia en Sundance.

El realizador, de padres mexicanos y raíces españolas, cuenta en «Me and Earl and the Dying Girl» la historia de un estudiante con vocación cinematográfica que rehuye de las relaciones sociales y ve cómo su vida se altera cuando su madre le obliga a hacerse amigo de una alumna que padece leucemia.

La cinta, que se basa en la novela de Jesse Andrews -autor también del guion- y mezcla risas inteligentes con una emoción muy cuidada, tocó una fibra muy sensible en Gómez Rejón.

«Como director, uno siempre pretende transformar el texto en algo personal, y el guion de Jesse me encantó por sus diálogos y porque tocaba un tema importante para mí. Había perdido a mi papá hace un año y estaba completamente perdido. Necesitaba desahogarme», explicó el cineasta.

Gómez Rejón, que comenzó como asistente de Martin Scorsese y Alejandro González Iñárritu, se había volcado en la televisión dirigiendo episodios de series como «Glee», «American Horror Story», «The Carrie Diaries» o «Red Band Society», e incluso había dirigido su primer filme: «The Town That Dreaded Sundown».

«Eso me dio experiencia con la cámara y me permitió trabajar con buenos actores, pero me estaba alejando del tipo de carrera que yo quería. Así que cuando leí el guion, me obsesioné con la idea que proponía: alguien puede seguir viviendo después de su muerte».

«Era -dijo- una idea que tenía que escuchar y creer y vi en ella la opción de dar gracias a todos mis mentores, a mis héroes del cine. En el texto ya existían varias referencias populares, pero yo las exploté con alusiones a obras que amo y quiero que otros vean».

Así se suceden en la cinta pequeños guiños y tributos a nombres como Werner Herzog, François Truffaut, Michael Powell, Thelma Schoonmaker o el propio Scorsese, autor de «Mean Streets», una de las cintas que más influyeron en la juventud de Gómez Rejón.

El cineasta descubrió el cine de Hollywood en su adolescencia gracias a las cintas en VHS que iba alquilando en una tienda de su barrio, y gracias a ellas comenzó su «obsesión» con Scorsese.

«Nunca nada me emocionó tanto», admitió. «Y con él», añadió, «aprendes toda la Historia del cine porque es el maestro».

Pero lo que más atrajo a Gómez Rejón acerca de «Me and Earl and the Dying Girl» fue su identificación con el protagonista, por haber compartido experiencias similares en el instituto y por su «confusión y dolor» a la hora de «dar forma a sentimientos tan abstractos».

«Sentí que yo era la única persona capaz de dirigir esta película. Hay mucho de mí en ella. Puse el alma en cada escena», manifestó Gómez Rejón, que dedica la película en los títulos de crédito a Julio César, su padre.

«Su muerte -explicó- fue un impacto enorme. Ahora le digo cuánto lo quiero haciendo esta película. Es como me puedo expresar. Estos días estoy hablando mucho de él y siento que está muy presente, muy vivo. Empiezo a incorporar su pérdida en mi ser».

El director contó para la cinta con jóvenes como Thomas Mann, RJ Cyler y Olivia Cooke, y veteranos como Nick Offerman, Connie Britton, Molly Shannon y Jon Bernthal, intérpretes por los que apostó para lograr un «estilo de actuación natural, casi invisible», necesario para crear «un mundo real».

Esas fueron algunas de las lecciones que aprendió bajo el paraguas de Scorsese e Iñárritu, dos cineastas «con visiones y estilos completamente opuestos» a quienes, según Gómez Rejón, les une su «sencillez y generosidad».

«Me trataron con mucho respeto. Me querían levantar, inspirar y enseñar. Ves un segundo de sus películas y reconoces inmediatamente quién las ha dirigido. Con el tiempo, me gustaría lograr eso. Apenas estoy empezando este viaje», apuntó.

Por el momento, ya ha cerrado su próximo proyecto: el drama «Collateral Beauty», con Hugh Jackman y Rooney Mara.

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