Miami, 25 sep (EFEUSA).- Mónica Gil, vicepresidenta y gerente general de Crecimiento Multicultural de la consultora Nielsen, atribuye su éxito profesional a la ética de trabajo que aprendió en su humilde hogar, encabezado por una pareja de inmigrantes mexicanos que arribaron a EEUU en 1971 "con la esperanza de tener una mejor vida".
«Mi padre rápidamente se dio cuenta de que esta oportunidad requería un sacrificio personal para poder alimentar y cuidar a sus seres queridos», expresó en entrevista con Efe la ejecutiva, que desde su posición en Nielsen ayuda a las empresas a identificar e impulsar oportunidades de crecimiento en segmentos multiculturales.
Según recuerda, su padre ingresó al país como parte del programa bracero, que en virtud de un tratado bilateral permitía a inmigrantes mexicanos trabajar de manera temporal en Estados Unidos, en especial en el sector agrícola.
Mónica Gil creció con sus progenitores – él jardinero, ella ama de casa – y once hermanos en una casa de tres habitaciones localizada en Santa Bárbara (California), pero asegura que aunque la familia vivía bajo el nivel de pobreza, nunca lo percibió así.
«Yo tuve mucha suerte porque aunque no tuve riqueza financiera, mi vida era rica en amor, tradiciones y unidad (…) Mi padre nos inculcó el orgullo de ser quienes éramos, y siempre nos exigió tener una gran ética de trabajo porque sabía que esto tendría una recompensa final», explicó.
La ejecutiva recuerda que desde muy pequeña, ella y sus hermanos aprendieron a «funcionar como una unidad», ya sea para trabajar en el negocio de jardinería de su padre o ayudándose mutuamente a comprar un vehículo, y que todos tenían una función.
«Siendo la menor, mi rol era el de educarme, y así convertirme en la defensora de la familia», apuntó, para luego agregar que esa fue la meta que desde niña se trazó, y los valores familiares y la ética de trabajo que aprendió en su hogar fueron su norte a lo largo de toda su trayectoria.
Apoyada por «la familia, la fe y la humildad», Gil logró graduarse en Ciencias Políticas por la Universidad de California Berkeley y tiempo después obtuvo una maestría de la Escuela de Administración Pública de la Universidad del Sur de California (USC).
Antes de unirse a Nielsen, trabajó en el equipo de la campaña de Antonio Villaraigosa con el forjó la histórica victoria del político hispano en 2005 que le permitió hacerse con la alcaldía de la ciudad de Los Ángeles.
Explica que a lo largo de su recorrido profesional, durante el cual se desempeñó como secretaria de prensa de la Presidencia de la Asamblea de California, siempre ha tenido en cuenta el papel que jugaron sus raíces, no sólo en su desarrollo, sino en definir su carácter y perspectiva.
«Las tradiciones mexicanas continúan siendo mi referencia personal y moral, ya que fomentan muchos recuerdos, rituales silenciosos, espiritualidad, y sobre todo, siempre tienen una lección que aportar», aseguró.
Si bien la ejecutiva ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos el premio «Mujeres que marcan la diferencia», concedido por Los Angeles Business Journal, afirma rememorar con especial afecto momentos familiares, como aquellas navidades en donde las mujeres de la casa preparaban tamales.
«Operábamos como una cadena de montaje rápido, donde hablábamos de nuestros antepasados, la historia de nuestra ciudad, resolvíamos las crisis de alguna persona, nos dábamos críticas constructivas sobre la elaboración de los tamales o compartíamos trucos para poder terminar más rápido», evocó.
Esta hispana afirma que para el éxito solo existe la formula en la que se combina, en mayor o menor medida, «trabajar duro, estudiar y ser inteligente».
«Mi consejo es se firme en tu juicio y estate seguro de siempre estar al tanto de cómo tus acciones pueden afectar a los otros. Estar conscientes de nosotros mismos siempre nos puede servir como guía», manifestó.
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