El deshielo con EE.UU. ha puesto "de moda" a Cuba, que no para de recibir visitas políticas de alto nivel y de destacadas misiones empresariales de diversos países para explorar sobre el terreno las posibilidades que abre esa distensión y tomar posiciones ante la nueva etapa.
La Habana, 10 may (EFE).-
Un buen ejemplo es el histórico viaje a Cuba del presidente de Francia, François Hollande, el primer jefe de Estado del país galo que visita la isla y que aterrizará esta noche en La Habana para desarrollar el lunes 11 de mayo una intensa agenda que incluye una reunión con su homólogo cubano, Raúl Castro.
Una visita de carácter político, cultural y también económico ya que Hollande llegará acompañado de los responsables de importantes empresas francesas, algunas ya presentes en la isla, en estratégicos sectores como el de bebidas y licores Pernod Ricard, la hotelera Accor o la aerolínea Air France.
No solo Francia asiste a los nuevos tiempos en Cuba: Holanda, Japón o Reino Unido han sido algunos de los que en los últimos días han enviado a sus cancilleres y misiones empresariales para conocer «in situ» el proceso de «actualización» de un modelo socialista que busca inversiones extranjeras para reanimar su maltrecha economía.
Eso por no hablar de las delegaciones estadounidenses que ya se han dejado caer por La Habana para tantear el terreno, como el caso de la misión política y empresarial de Nueva York que visitó La Habana en abril encabezada por el gobernador de ese estado, Andrew Cuomo.
«Nadie quiere quedar descolgado», opinó en declaraciones a Efe Joaquín Roy, director del Centro de Estudios de la Unión Europea de la Universidad de Miami.
Por su parte Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de La Florida, señaló que «el nivel de actividad diplomática en torno a Cuba «se ha intensificado a partir del 17 de diciembre».
«Muchos países, incluyendo a los americanos, concuerdan en que Cuba no debe permanecer aislada del resto del mundo y que es preferible aumentar los contactos comerciales y las negociaciones con la isla», añadió Duany.
En el caso de ciertos sectores de EE.UU. se nota cierta «urgencia» y «preocupación» por «estar llegando tarde» a Cuba «en vista de la presencia de otros inversionistas extranjeros en la isla, particularmente europeos, chinos o latinoamericanos», según dijo Duany en declaraciones a Efe.
Duany percibe que Cuba, necesitada de una masiva inyección de capital extranjero para tener un ritmo de crecimiento sostenible, ha optado por el «pragmatismo económico» a la hora de establecer lazos comerciales y de cooperación con la vista puesta en «diversificar» sus relaciones económicas y evitar la dependencia de un solo aliado.
Mientras crece el interés internacional por Cuba, Raúl Castro no descuida a sus socios tradicionales: significativa fue la presencia en la Plaza de la Revolución de La Habana del presidente venezolano, Nicolás Maduro en el acto central por el Primero de Mayo, donde uno de los principales mensajes políticos fue el incondicional apoyo de Cuba a Venezuela, el principal aliado de la isla.
Gestos que algunos analistas interpretan como una manera de «no molestar» a los sectores más ortodoxos del régimen cubano y a los «históricos» de la revolución preocupados por los riesgos que puede entrañar esta nueva etapa de apertura.
También el mandatario cubano ha querido estos días reforzar el vínculo estratégico con Rusia, con la reciente visita de Raúl Castro a Moscú, donde además de reunirse con el presidente Vladimir Putin, asistió al desfile del Día de la Victoria, para conmemorar el triunfo sobre la Alemania nazi en la II Guerra Mundial.
Y del Kremlin al Vaticano: Raúl Castro ha culminado su última gira internacional con una importante visita al papa Francisco, para agradecerle su mediación en el deshielo con Estados Unidos y preparar el viaje del Pontífice a la isla, previsto para el mes de septiembre.
Una visita papal, la tercera que vivirá Cuba desde 1998, que en opinión de los expertos, afianzará la distensión con Washington e intensificará el interés por la isla.
El interés por la mayor de las Antillas también se nota en el turismo internacional que ha aumentado casi un 15 por ciento solo en el primer trimestre del año, una tendencia que seguirá al alza a lo largo del año según las estimaciones del Gobierno cubano.
Con el fin de incrementar la recepción de turistas internacionales, se desarrollan actualmente en Cuba 53 proyectos para construir 5.492 habitaciones de categoría cuatro y cinco estrellas, que se sumarían a las 61.200 que ya posee la isla en unos 300 hoteles, según medios oficiales.
Pero la pregunta que muchos se hacen es si Cuba está preparada para recibir la avalancha de visitantes que se avecina: a pesar de sus reformas, la isla adolece aún de demasiadas carencias tanto en capacidad hotelera, suministro de productos o en servicios como el transporte, el alcantarillado o las comunicaciones.
Carencias y fragilidades que quedan en evidencia, por ejemplo, ante inclemencias meteorológicas como el fuerte aguacero que sufrió La Habana hace apenas dos semanas: en apenas tres horas de intensa lluvia la capital del país quedó prácticamente colapsada con numerosas inundaciones, derrumbes de edificios y un saldo de tres fallecidos.
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