Ferguson, epicentro del movimiento por derechos de los afroamericanos en EEUU

Ferguson, epicentro del movimiento por derechos de los afroamericanos en EEUU

Washington, 8 ago (EFEUSA).- La muerte de Michael Brown, víctima de los disparos de un policía blanco cuando iba desarmado, encendió hace un año las tensiones raciales que han hecho de Ferguson (Misuri) el epicentro de un nuevo movimiento por los derechos de los afroamericanos.

La fractura racial volvió a abrirse hará mañana un año cuando el cuerpo de Brown permaneció tendido cuatro horas en el asfalto de Ferguson, un suburbio del norte de San Luis en el que la mayoritaria población afroamericana tiene una escasa representación en las instituciones y los cuerpos de seguridad.

«Sin justicia, no hay paz», gritaron entonces miles de personas, que hicieron de «Black Lives Matter» («La vida de los negros importa») un nuevo movimiento de lucha contra la brutalidad policial y la impunidad en la que quedó la muerte de Brown y luego la de otros afroamericanos.

«La muerte de Brown canalizó una permanente preocupación de los afroamericanos, que sienten que son el objetivo de la Policía. El uso de las redes sociales ayudó a desarrollar una narrativa que ha hecho historia», declaró a Efe Andra Gillespie, experta en raza y política de la Universidad Emory (Georgia).

Precisamente, las redes sociales desempeñaron un papel fundamental para denunciar la brutalidad policial y la militarización de las fuerzas del orden policía e influir en la opinión pública, que ahora en un 59 % aboga por cambios para acabar con el racismo, según un informe divulgado esta semana por el Centro Pew Research.

La cobertura mediática, especialmente de la televisión, también jugó un papel esencial en los años 60 para impulsar el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos, cuyo mayor logro, la firma de la Ley del Derecho al Voto, cumplió esta semana medio siglo.

«Ferguson fue un momento decisivo. Fue una ejecución en público y el asesino fue puesto en libertad, lo que humilló a la gente. Hubo manifestaciones masivas porque, como entonces, la gente decidió actuar y resistir», dijo a Efe el reverendo Jesse Jackson, veterano líder del movimiento por la igualdad de los afroamericanos.

Darren Wilson, el agente que disparó contra Brown, quedó en libertad sin cargos, aunque fue expulsado de la Policía local, a la que ha intentado volver sin éxito, publicó esta semana la revista «The New Yorker».

Wilson no fue condenado, pero la muerte de Brown forzó una serie de dimisiones de altos funcionarios de la ciudad e hizo que el Departamento de Justicia interviniera en la policía, desenmascarando patrones de discriminación racial y uso excesivo de fuerza contra los afroamericanos.

Unas semanas antes, en julio de 2014, el también afroamericano Eric Garner falleció asfixiado cuando un policía de Nueva York le inmovilizó con una llave prohibida, mientras la víctima gritaba: «No puedo respirar».

Su muerte fue grabada en vídeo por un transeúnte, ganó fuerza el debate sobre la necesidad de que los agentes incorporasen a sus uniformes cámaras corporales y, en mayo, el presidente Barack Obama anunció un programa de 17 millones de dólares para financiar las pequeñas cámaras.

Esta medida seguía a otras impulsadas por el mandatario, como la instauración en seis ciudades de un programa piloto para reconciliar a la Policía y a los ciudadanos y atajar las tensiones raciales.

Las fricciones estremecieron a Estados Unidos cuando en diciembre dos agentes de Nueva York, Rafael Ramos y Wenjian Liu, fueron asesinados por un hombre que luego se quitó la vida y presuntamente buscaba venganza por la muerte de Michael Brown y Eric Garner.

A los nombres de los fallecidos se une el de Tamir E. Rice, el niño de 12 años que se encontraba en un parque de Cleveland jugando con una pistola de juguete, cuando dos agentes lo dispararon por error creyendo que el arma era real.

Cada ataque sacó a la superficie la latente tensión racial, que volvió a estallar en Baltimore (Maryland).

Allí la muerte de Freddie Gray, tras las serias heridas que sufrió bajo custodia policial, desembocó en saqueos, disturbios y provocó el despliegue de la Guardia Nacional y la instauración del toque de queda.

En respuesta, Obama, quien tuvo que abordar casos anteriores como el fallecimiento de Trayvon Martin, decidió pasar de las palabras a los hechos y, hace casi un mes, urgió al Congreso a fundar un nuevo sistema de Justicia penal más justo con los negros y los latinos, en prisión en mayor proporción que los blancos.

«En demasiados lugares, los hombres negros y latinos sufren la experiencia de ser tratados de forma diferente ante la ley», destacó Obama en un discurso muy crítico con la discriminación y que pronunció, de forma simbólica, ante la Asociación Nacional para el Avance de los Pueblos de Color (NAACP), principal organización del país de defensa de los afroamericanos.

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