Mensaje de papa Francisco a inmigrantes les inspira y anima a seguir luchando

Mensaje de papa Francisco a inmigrantes les inspira y anima a seguir luchando

Nueva York, 25 sep (EFEUSA).- Inmigrantes que se reunieron hoy con el papa Francisco aseguraron que su mensaje, durante el encuentro que sostuvieron en el vecindario del Harlem latino en Nueva York, les inspira y da fuerzas para seguir adelante.

El jerarca de la iglesia católica, que llegó el jueves a Nueva York en su primera visita a este país, se reunió en una escuela católica con niños y luego con inmigrantes, en su mayoría latinos, además de con refugiados, a los que aseguró que «es hermoso tener sueños y poder luchar por ellos».

En su mensaje mencionó, por segunda ocasión, al premio nobel de la paz y activista por los derechos civiles Martin Luther King, al recordar su célebre frase de 1963 «Yo tengo un sueño», ante el grupo, que emocionados y entre aplausos, le recibió con gran júbilo, mientras se escuchaba un tango.

«El, papa dijo que no nos rindamos, que sigamos luchando. Es algo muy especial, muy emocionante, Nos animó a seguir adelante», dijo a Efe la mexicana Agueda Zavaleta, quien vestía ropa típica de Puebla.

Zavaleta es una de un grupo de inmigrantes mexicanas que bordaron los manteles usados para el evento en la escuela y la misa en el Madison Square Garden con la que el papa finalizó hoy su visita a Nueva York.

El papa recibió de sus manos un mantel en el que bordaron una cruz, similar a los usados para la misa en el Madison Square Garden con la que finalizó su visita de dos días a la Gran Manzana.

Entre los obsequios recibió también un libro con historias de los inmigrantes, un cinturón para poner herramientas de trabajo y el casco de protección que usan los obreros y que le entregó un grupo de jornaleros.

«Qué emoción tener al papa tan cerca, que con su mensaje nos dijo que todo se puede», dijo el jornalero guatemalteco Basilio López, quien abrazó al sumo pontífice y cuya alegría era evidente.

Los menores centroamericanos que cruzaron solos la frontera, que están bajo el programa de Caridades Católicas, que organizó este encuentro, le entregaron un balón de fútbol con el que los chicos le hicieron una demostración, recibida con una sonrisa por el papa argentino, que no dudó en contestar «el San Lorenzo» cuando le preguntaron por su equipo preferido.

La visita del papa Francisco a este vecindario, a pedido suyo, fue acogida con gran ilusión por sus residentes, que le esperaron desde temprano a lo largo de la calle o salieron fuera de sus hogares, en su recorrido para llegar a la escuela elemental, con unos 280 alumnos de entre 5 y 14 años.

Son hijos de familias de bajos ingresos, la mayoría procedentes de países latinoamericanos, de África y de Oriente Medio.

El papa, que lucía menos cansado que el día anterior, se reunió primero con un grupo de niños con los que conversó, para luego pasar a un salón contiguo donde le esperaban ilusionados los inmigrantes con los que bromeó y a los que se dirigió en español.

Para el jornalero Refugio Denicia, el mensaje del pontífice -en quien los inmigrantes han cifrado sus esperanzas para lograr la deseada reforma migratoria- «me da fuerzas, voluntad para seguir adelante».

«Estamos muy contentos» con su visita, aseguró.

El papa argentino llenó de esperanzas a sus seguidores pero también les pidió un favor: «No se olviden de rezar por mi», tras lo cual preguntó «¿Quién sabe cantar?».

Tras unos segundos, se escuchó en el salón la voz de una mujer que cantaba en garífuno (idioma hablado en la costa de Honduras, así como en Guatemala, Nicaragua y Belice por el pueblo garífuno) y que fue seguida por otras.

«Estaba tan emocionada que me salió del corazón cantar ‘Dios, rey de los pobres’. Me tocó mucho lo que dijo porque yo también tengo un sueño: ser residente legal para viajar a ver a mi hijo y a mi madre», dijo entre lágrimas la hondureña Ivette Suazo.

El papa, ahora «todo un neoyorquino», según el arzobispo de Nueav York, Timothy Dolan, se despidió del grupo entre aplausos y la alegría de sus invitados, para luego hacer un recorrido en Central Park, donde le esperaron unas 80.000 personas, en su ruta al Madison Square Garden.

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