Médico hispano aboga por Opción Para el Fin de la Vida en memoria de su hija

Médico hispano aboga por Opción Para el Fin de la Vida en memoria de su hija

Los Ángeles, 2 jun (EFEUSA).- En honor a la memoria de su hija, un médico hispano decidió apoyar el proyecto de Ley de Opción Para el Fin de la Vida que permitiría en California a los pacientes terminales pedir ayuda médica para morir.

Robert Olvera, doctor en medicina familiar, aclaró a la comunidad que la medida es opcional y que sólo el paciente que está en posesión de todas sus facultades mentales puede tomar la decisión.

«Esto es una decisión personal y los pacientes pueden escoger hacerlo o no, incluso si tienen la prescripción no están obligados. Solo con tener la receta le da al paciente la confianza de saber que si el dolor se vuelve insoportable puede tomarla», explicó a Efe Olvera.

El compromiso del doctor con la causa empezó tras la muerte de la menor de sus tres hijas, Emily Rose, quien desde los 7 años fue diagnosticada con un tipo de leucemia tan atípica, que sólo 40 niños al año sufren esta enfermedad en Estados Unidos.

Aunque los oncólogos no le daban sino ocho meses de vida, Emily Rose logró llegar a sus 25 años, no obstante durante los últimos cuatro meses empezó a recaer, quedó ciega y sufrió un dolor de cabeza enorme que la hizo suplicar la muerte.

«Su vida era una pesadilla, cuando ella estaba despierta siempre sentía dolor y cuando estaba dormida siempre estaba en una pesadilla. ¡Emily quería morir!», manifestó el padre.

Pese a que la joven suplicó a su padre darle un coctel de medicinas para terminar con su sufrimiento, las actuales leyes de California no le permitieron ayudar a su hija.

«En los últimos cuatro meses Emily me decía: ¡daddy yo quiero morir! Ella me pidió pastillas para dormir permanentemente dos veces», recordó Olvera

A pesar de que había varios proyectos sobre la muerte asistida depositados o presentados ante la legislación de California, no fue sino el año pasado cuando una joven enferma de cáncer atrajo la atención del estado y de todo el país.

Brittany Maynard, de 29 años, que sufría un cáncer terminal decidió mudarse a Oregón para utilizar la ley que le permite a los pacientes terminales tener una muerte digna. Ella decidió tomarse el medicamento y murió el 1 de noviembre del 2014.

«Antes de morir Brittany me dijo que tenía que luchar para que ninguna otra persona en California tuviera que pasar por el sufrimiento que nosotros pasamos y tener que buscar esa opción fuera de casa», declaró a Efe su esposo Dan Díaz.

Díaz, de origen cubano, regresó a vivir a California para encabezar junto a Compassion & Choices una campaña a favor del proyecto de Ley de Opción Para el Fin de la Vida (SB 128, End of Life Option Act).

Se espera que el pleno del Senado vote, esta semana, la medida que ha ganado varios adeptos en los últimos meses, de entre los cuales está la Sociedad Médica de California (CMA), quien mantiene ahora una postura neutral después de haber cambiado su postura sobre la muerte asistida al retirar la política mantenida durante décadas.

Pese al creciente apoyo, algunas voces contra la medida se mantienen, como la Arquidiócesis de Los Ángeles, los grupos religiosos o las asociaciones que cuidan por los derechos de los discapacitados que siguen ejerciendo gran presión para que la iniciativa no sea aprobada.

Para Luis Alvarado, portavoz de la Coalición Californianos en Contra del Suicidio Asistido, el proyecto también perjudicaría a los hispanos especialmente a los de bajos recursos.

Alvarado advirtió que «solo porque eres pobre, tal vez las opciones de los procesos médicos te dicen que no tienes la capacidad de pagar tus medicinas si tienes cáncer, pero sí tal vez, tu seguro te va pagar el coctel químico para cometer suicidio».

No obstante, tanto Olvera como Díaz aseguran que la iniciativa está muy bien delineada y no permite el abuso de los médicos, de la familia del paciente o de los mismos pacientes.

Entre las condiciones para solicitar la prescripción, el enfermo debe estar en posesión de todas sus facultades mentales, debe obtener la opinión de dos médicos que deben coincidir con el diagnóstico terminal que no tiene que superar los seis meses de vida y deberá preparar y tomar la medicina por su propia mano.

«Es una opción, nadie está obligando a nadie a tomar esta decisión, es el derecho a morir dignamente y no atravesar por un sufrimiento indigno», aclaró Díaz.

En Estados Unidos tan solo cinco estados cuentan con leyes que ayudan a los pacientes terminales. Oregón aprobó la ley hace 17 años y luego la siguieron Washington, Montana, Vermont y Nuevo México.

Olvera y su familia aseguraron que si California tuviera la ley habrían podido cumplir el último deseo de su hija que luchó por 17 años para vivir dignamente.

«Me sentí con las manos atadas, no podía hacer nada más sino cuidarla y verla sufrir», concluyó.

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