México, 26 sep (EFE).- Miles de ciudadanos demostraron hoy en México y en varias ciudades del mundo que la llama de la indignación por la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa sigue prendida y que continúan vivas las ganas de exigir justicia por esta tragedia que hoy cumple un año.
La marcha más numerosa ha tenido lugar en la capital mexicana, donde miles de personas han marchado durante horas y bajo la lluvia, acompañando a los padres de los jóvenes desaparecidos el 26 de septiembre de 2014 en el municipio de Iguala, Guerrero (suroeste de México).
«Una vez más le demostramos a este Gobierno que el pueblo de México está con nosotros, que no nos ha dejado solos y que no nos va a dejar solos, le estamos mostrando que sigue prendida la llama de la indignación y el coraje de los padres», dijo Carmelita Cruz, madre de Jorge Aníbal Cruz, uno de los jóvenes desaparecidos.
Salvo por pequeños conatos de violencia, con algunas pintadas y quema de paradas de autobuses por parte de un grupo de anarquistas, la marcha ha transcurrido con normalidad.
Tras varias horas caminando desde las inmediaciones de la residencia oficial de Los Pinos, los padres han dado un mitin en el Zócalo, donde han agradecido su resistencia y su apoyo a los miles de ciudadanos que se han solidarizado con este caso en toda la geografía terrestre.
«Gracias a ustedes hemos llegado hasta este tiempo firmes, de pie, porque ustedes nos han sostenido. Cuando nos hemos querido caer, nos han dado alimento, cariño, comprensión», dijo Emiliano Navarrete, padre de otro de los jóvenes para quien ese día supuso un «cambió del rumbo de la vida».
Navarrete recordó que «como si la naturaleza nos dijera y se repitiera lo mismo», como hoy, aquella trágica noche de hace un año «estaba lloviendo», mientras que las autoridades «dicen que quemaron a nuestros jóvenes».
Y es que según la versión oficial defendida hasta ahora por la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía), los jóvenes fueron asesinados por un grupo de narcotraficantes e incinerados durante horas en una hoguera en un basurero.
Después de llegar a Iguala para realizar actividades de boteo (colecta de dinero) en varios autobuses, los jóvenes fueron atacados por policías corruptos del municipio y entregados a los narcotraficantes, quienes presuntamente se deshicieron de ellos del modo mencionado.
Sin embargo, esta versión nunca ha sido creída por los padres, cuya negación se reforzó después de que el informe de un grupo de expertos independientes enviados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) asegurara que los jóvenes no pudieron ser quemados en ese lugar.
«Sabemos que los vamos a encontrar», aseguró hoy Navarrete, quien dijo que «el día que regresen les comentaremos de ustedes», de todo el apoyo que han recibido de la sociedad y sabrán «que no hemos descansado» hasta encontrarlos.
Mario César González, padre de César Manuel González, también intervino en el mitin y dijo que ha sido «un año de muchísimo dolor» desde que a las 17,35 de la tarde de hace un año escuchó por última vez la voz de su hijo por teléfono.
También ha sido un año «de mucho aprendizaje», aseguró, ya que «caminar en búsqueda de mi hijo me ha abierto los ojos» y «me está enseñando cómo está verdaderamente nuestro país, cómo lo está desgraciando el Estado, cómo desaparece a la gente, cómo es capaz de masacrar a la gente, de reprimirla».
«Siempre lo he dicho y lo voy a seguir diciendo. Si él (el presidente Enrique Peña Nieto) apostó al cansancio y al olvido, está perdiendo porque los 43 padres de familia vamos a seguir luchando», insistió González, quien apostó también por no olvidar «a los miles de desaparecidos» que hay en el país.
Quienes no participaron en la marcha por este caso que conmocionó al mundo fueron las autoridades mexicanas, aunque el presidente Peña Nieto se refirió a este aniversario a través de la red social twitter.
«A un año de distancia de los trágicos hechos en Iguala, reitero el compromiso del Gobierno con la verdad y la justicia», apuntó el presidente, quien hace dos días se reunió con los familiares, aunque no se comprometió a cumplir sus peticiones.
«Con estricto apego a Derecho, seguiremos avanzando en las investigaciones y en asegurar que los culpables respondan ante la Ley», agregó el mandatario en otro mensaje tras el que escribió que «sociedad y Gobierno debemos trabajar unidos en la consolidación de un país que defienda y tutele los Derechos Humanos con eficacia».
Sí se sumaron a las marchas miles de ciudadanos más en varias ciudades de México. En Chilpancingo, capital de Guerrero, la marcha transcurrió sin incidentes, pese a que era uno de los puntos más calientes por el riesgo de incidentes.
También se solidarizaron ciudadanos en urbes del extranjero como Madrid (España), La Paz (Bolivia) o París (Francia), donde fue colocada junto a catedral de Notre Dame una escultura con el 43, el número de la barbarie que será difícil de olvidar.
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