Michael Santos, el narcotraficante que se convirtió en académico

Michael Santos, el narcotraficante que se convirtió en académico

Los Ángeles, 25 jun (EFEUSA).- La travesía vital del expresidiario Michael Santos ha estado marcada por una transformación excepcional en la que a lo largo de casi tres décadas ha pasado de ser un preso común a un experto, y crítico, del sistema penitenciario estadounidense.

Este hijo de inmigrantes cubanos pasó 26 años encarcelado en 19 diferentes centros penitenciarios de EE.UU., durante los cuales se propuso no solo reinsertarse con éxito a la sociedad sino que además quería ser un líder en su campo.

En la actualidad, a sus 51 años, Santos imparte clases en la universidad de San Francisco, es autor de ensayos sobre la vida carcelaria, asesor penitenciario y un ferviente defensor de una reforma del sistema criminal de justicia.

«Como resultado de este sistema fallido, 7 de cada 10 personas que encarcelamos en el sistema de justicia criminal reinciden al ser liberados», aseguró Santos en entrevista con Efe.

El expresidiario, contra todo pronóstico, logró trascender estas estadísticas pesimistas al obtener una licenciatura y un máster desde la cárcel, además de forjarse un porvenir cuyos frutos lleva recogiendo desde su puesta en libertad en agosto de 2013.

«Deberíamos premiar o incentivar a los individuos que quieren regresar a la sociedad como ciudadanos que obedecen la ley, y que contribuyen a hacer un mundo mejor y a reconciliarse con las víctimas», ponderó Santos, quien lamentó que «en cambio, el sistema se centra en el castigo y en el tiempo de la condena».

EEUU es uno de los países con el mayor índice de encarcelamientos del mundo, una cifra que se ha disparado a lo largo de las últimas décadas, de acuerdo a cifras oficiales.

Según el Centro Internacional de Estudios de Prisión (ICPS en inglés), en el año 2013 había más de dos 2.2 millones de prisioneros en cárceles del país, comparados con los 300.000 del año 1972.

Santos fue testigo de este sistema de encarcelamientos cuando el 11 de agosto de 1987, a los 23 años de edad, fue arrestado por pertenecer a una banda de narcotraficantes. Su sentencia, nueve meses después, se dio en medio de la guerra contra las drogas que en aquella época lideraba el presidente Ronald Reagan, y el juez no titubeó al condenarle a 45 años en prisión.

Poco antes de conocerse la sentencia, Santos se hizo con un libro que relataba la vida del filósofo griego Sócrates. Fue así como el joven empezó a adquirir conciencia de las «decisiones equivocadas que había tomado» y de la necesidad urgente de reformar su carácter.

«Empecé a preguntarme qué podía hacer para ayudarme a mí mismo en esta travesía y fue entonces cuando mi vida empezó a cambiar», relató.

«Me di cuenta de que podía crear significado y relevancia en mi vida y sentía que, aunque había tomado malas decisiones a los 20 años, podía tomar decisiones que me condujeran a algo mejor», agregó.

La vida en prisión del hispano culminó en una metamorfosis integral. Santos dejó de venerar a su héroe adolescente, el narcotraficante de la película «Scarface», Tony Montana, y aprendió del conocimiento de grandes pensadores como Mahatma Gandhi y Malcolm X.

Se esforzó en crear y mantener una red de contactos fuera de la cárcel y obtuvo una educación universitaria desde ésta. Pero cuando el prisionero quiso iniciar sus estudios de doctorado, las autoridades penitenciarias le frenaron en seco.

«El sistema no invierte en la cultura del éxito sino en la cultura del fracaso», recordó el especialista. «Si yo puedo sobrevivir a 26 años en prisión, cualquiera puede superar cualquier desafío. Y lo que quiero enseñarle a la gente es cómo hacerlo», agregó.

Lejos de perder la esperanza, el reo no se dejó vencer por la decisión del centro penitenciario y decidió cultivar una nueva faceta: escribir libros.

De esta etapa salieron un total de siete obras que ahora son referentes en el mundo académico, entre las que se encuentran «¿Qué Pasa si Voy a Prisión?» (2004), «Por Dentro: Vida Tras las Rejas en América» (2007) o «Arriba y no Mires Atrás» (2007).

Santos obtuvo la libertad condicional en agosto de 2013 e inició una nueva etapa personal junto a Carole, con quien se había casado diez años antes cuando él estaba en la cárcel y ella lo visitaba.

Desde entonces, la sed de crecimiento de este hijo de cubanos no ha encontrado límites y cada día emprende nuevos retos y compromisos profesionales.

«Es posible que sea un defecto o producto de mis décadas en prisión, pero realmente no sé cómo ralentizar mi vida y relajarme. Trabajo siete días a la semana y siempre me afano por crecer», concluyó.

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