Washington, 14 jul (EFEUSA).- Las principales figuras republicanas se opusieron en bloque al acuerdo nuclear alcanzado hoy entre EEUU y sus aliados con Irán, con voces como las del senador y aspirante presidencial Lindsey Graham, que comparó el pacto con "una declaración de guerra contra Israel".
Graham, «halcón» republicano y una de las principales voces del Legislativo en asuntos exteriores, aseguró que el acuerdo con Irán para limitar su programa nuclear es «peligroso» y «equivalente a una declaración de guerra contra Israel y los árabes suníes».
«Mi impresión inicial es que el acuerdo es mucho peor de lo que jamás me hubiera imaginado y será un pesadilla para la región, nuestra seguridad nacional y eventualmente para todo el mundo», aseguró el senador tras conocerse el histórico pacto.
Jeb Bush, exgobernador de Florida y favorito para convertirse en candidato republicano a las presidenciales de 2016, consideró que el acuerdo es «peligroso, profundamente fallido y corto de miras».
Bush señaló que las principales disposiciones solo están vigentes entre 10 y 15 años, y aún así Irán podrá mantener su programa de enriquecimiento y desarrollar misiles intercontinentales.
«El acuerdo proveerá más de 100.000 millones de dólares en alivio de sanciones económicas, insuflando vida a un régimen iraní malévolo y corrupto», afirmó Bush.
El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, aseguró que el acuerdo, que contempla limitar el programa atómico iraní y la eliminación de las sanciones contra Irán, «es inaceptable».
En su opinión, el presidente Barack Obama abandonó su intención inicial de obtener un «buen acuerdo» que incluyera el desmantelamiento permanente de las infraestructura nuclear iraní.
«El acuerdo va a dar a Irán miles de millones de dólares en alivio económico y le dotará de tiempo y espacio para superar el umbral que le permita producir una bomba nuclear», explicó Boehner.
El acuerdo cerrado hoy en Viena entre Irán, las cinco potencias del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (EE.UU., China, Francia, Reino Unido y Rusia) y Alemania, contempla el fin de las sanciones a cambio de una reducción muy significativa del poder de enriquecimiento de uranio y producción de plutonio de Irán.
La variable que ha dominado estos meses de largas y detalladas negociaciones es el plazo en el que Irán podría superar su umbral tecnológico para obtener material para una bomba nuclear, que ahora se estima en unos pocos meses y que con el acuerdo pasará a un año.
Asimismo, el régimen chiíta de los ayatolá, que rivaliza en la región con Arabia Saudí y otras naciones de mayoría suní, deberá permitir el acceso de inspectores internacionales a sus instalaciones nucleares, que no serán desmanteladas bajo este acuerdo.
El senador y también aspirante a la Presidencia Marco Rubio dijo que Obama ha negociado en todo momento «en una posición de debilidad, dando concesión tras concesión a un régimen que tiene sangre estadounidense en sus manos» -según estimaciones del Pentágono, medio millar de soldados estadounidenses han muerto por acciones promovidas por Irán desde la guerra de Afganistán-.
«Será responsabilidad del próximo presidente devolver a Estados Unidos a una posición de fuerza y reimponer sanciones contra este despreciable régimen», aseguró Rubio.
El jefe de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConell, lamentó hoy que con este acuerdo Estados Unidos «ha perdido la oportunidad de desmantelar el programa nuclear iraní».
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