Las autoridades investigaban hoy el descarrilamiento de un tren en Filadelfia, en el noreste del país, que provocó la muerte de 7 personas y dejó heridas a más de 200, y los datos preliminares sugieren que pudo deberse a un exceso de velocidad tras descartarse la motivación terrorista.
De acuerdo con la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), que investiga el accidente, el tren iba a una velocidad superior a los 160 kilómetros por hora, el doble de la permitida en un tramo previo a una curva, antes de descarrilar en la noche del martes.
Siete de los vagones del tren regional de Amtrak número 188, que cubría la ruta entre Washington y Nueva York, descarrilaron en la zona de Port Richmond de Filadelfia, en el estado de Pensilvania.
El tren llevaba 238 pasajeros y 5 empleados, y en el accidente murieron 7 personas. La última víctima de la que se ha informado fue hallada esta mañana en el lugar del descarrilamiento, de acuerdo con el Departamento de Bomberos de Filadelfia.
Más de 200 personas tuvieron que recibir tratamiento médico en hospitales cercanos tras el accidente y aproximadamente la mitad ya han recibido el alta.
En el Temple University Hospital, el más cercano al lugar del siniestro, están ingresados todavía 23 heridos, la mayoría con fracturas de costillas, según detalló su director médico, Herb Cushing.
El alcalde de Filadelfia, Michael Nutter, explicó en una conferencia de prensa que entre los heridos está el conductor del tren, quien ya ha ofrecido a las autoridades su testimonio sobre lo ocurrido.
La búsqueda de personas, vivas o muertas, en el lugar del descarrilamiento continúa, porque algunos familiares afirman que todavía no han podido localizar a sus seres queridos.
Los investigadores ya han recuperado la caja negra y ahora examinarán si el tren estaba en buenas condiciones, al igual que las vías y si esa velocidad excesiva registrada pudo ser el desencadenante del accidente, de acuerdo con Robert Sumwalt, miembro de la NTSB.
El servicio que presta entre Filadelfia y Nueva York el operador ferroviario Amtrak, que se financia con fondos públicos, fue suspendido hasta nuevo aviso.
«A lo largo del corredor del noreste, Amtrak es un modo de vida para muchos. Desde Washington DC y Filadelfia hasta Nueva York y Boston, se trata de una tragedia que nos afecta a todos», destacó en un comunicado el presidente de EE.UU., Barack Obama, al declararse «profundamente entristecido» por el accidente.
Obama anotó que Filadelfia «es conocida como la ciudad del amor fraternal» y que ese «espíritu de bondad» volvió a ponerse de manifiesto anoche con la labor de todos aquellos que acudieron a socorrer a las víctimas.
El siniestro ha ocurrido en el corredor ferroviario con mayor volumen de pasajeros del país y ha sacado a la luz las deficiencias en su infraestructura, con muchos túneles y vías viejas, y en el servicio de Amtrak.
Precisamente hoy, poco después del accidente, los republicanos del Comité de Asignaciones Presupuestarias de la Cámara de Representantes del Congreso bloquearon una propuesta demócrata para incrementar la financiación que recibe Amtrak en más de 1.000 millones de dólares.
Este accidente ferroviario es el más grave sucedido en Estados Unidos en lo que va de año, después del ocurrido en Valhalla, al norte de Nueva York, el pasado 3 de febrero y en el que siete personas fallecieron y doce resultaron heridas.
En 1943, un tren de pasajeros en el que viajaban muchos militares que estaban de permiso descarriló en la misma zona en la que ha tenido lugar este accidente, matando a 79 personas y dejando heridas a más de un centenar
Deja un comentario
Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos estan marcados con *