Washington, 10 jun (EFEUSA).- Más de 450 agentes de Policía local, estatal y federal participan en la búsqueda de dos peligrosos reclusos fugados de una cárcel del norte del estado de Nueva York este fin de semana, que ahora también se ha ampliado al vecino estado de Vermont, informaron hoy las autoridades.
En una rueda de prensa, el superintendente de Policía del estado de Nueva York Joseph D’Amico también explicó que han recibido «sólo en el día de hoy» más de 500 informaciones sobre el posible paradero de los fugados, y que se están investigando todas ellas.
Parte de las informaciones proceden de funcionarios de prisiones, otros presos y contratistas que trabajan en el centro correccional de Clinton, en la localidad de Dannemora, de donde se escaparon el pasado sábado David Sweat y Richard Matt.
Sweat y Matt perforaron las paredes de sus celdas y, por medio de un túnel y conductos internos, alcanzaron una alcantarilla situada a las afueras del recinto carcelario.
D’Amico confirmó que una de las personas que está siendo entrevistada por los investigadores es la funcionaria de prisiones Joyce Mitchell, quien podría haber ayudado a los presos a escapar.
«Se hizo amiga de los reclusos y puede que les ayudase de alguna forma, pero no voy a dar más detalles», indicó el superintendente de Policía.
Una de las hipótesis con las que trabaja la investigación, según los medios estadounidenses, es que Mitchell proveyó a los presos de las herramientas que utilizaron para escapar de la prisión.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció el domingo una recompensa de 100.000 dólares por información que permita la captura de los dos reclusos.
Sweat, que cumplía cadena perpetua por al asesinato de un sheriff en 2002, y Matt, condenado a 25 años por matar a un empresario en 2007, fueron dados por desaparecidos cuando se hizo la revisión de presos del penal, a 20 millas de la frontera con Canadá.
Conocida como «Pequeña Siberia» entre los habitantes de la zona, el centro correccional de Clinton está considerado de máxima seguridad y cuenta con una población carcelaria de 3.000 reclusos y tiene una plantilla de 1.400 empleados.
Este episodio supone la primera fuga que se conoce en la penitenciaría desde su construcción en 1865.
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